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Confidencias y premoniciones

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Visto que ya son varios los lectores que han hecho su confesión pública acerca de lo que experimentaron el 13 de marzo de 2013 cuando escucharon al cardenal Protodiacono di Santa Romana Chiesa proclamar el inesperado “YIORYIUSMARIUS” y, luego, aparecer en el balcón petrino al Personaje, aquí va la mía: fue una sensación y una intuición. Sentí un escalofrío aterrador e, inmediatamente, una idea se me “apareció”, sin razonarla, en la inteligencia: es el Falso Profeta. El mal rato me costó dos meses de insomnio. Seguramente fue exageración de mi mente que estaba aún seriamente afectada por el jetlag de un viaje reciente…
Pero, para continuar con las confidencias, debo decir que anoche tuve una premonición. Mientras comenzaba ya a quedarme dormido, en esos momentos que los médicos llaman Etapa I del sueño, y los antiguos denominaban “ensoñación”, se me vino de la nada una idea a la cabeza: “Bergoglio va a nombrar Prefecto para la Congregación del Culto Divino a Mons. Piero Marini entre el 23 y el 26 de octubre mientras se realiza en Roma la peregrinación Populus Sumorum Pontificum”. Me desperté y me costó un buen raro conciliar nuevamente el sueño. No sé si el anuncio fue de un ángel, de un demonio o, simplemente, de los vapores del Glenlivet.
Hoy por la mañana, ya con la mente fresca, me puse a pensar: sería una típica jugada de Bergoglio. Y mucho más si, como dice hoy un blog colega, en el sínodo es mayoría aplastante la posición tradicional. Sería un finísimo modo que tendría Francisco de desquitarse por la derrota que se le infligiría.
-  Pero Wanderer, ¿usted está diciendo que el Papa Bergoglio es resentido y vengativo?

- Yo no lo digo. Pregúntele a los curas de Buenos Aires, a ver qué le dicen.

Rebelión en la granja

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SÍNODO – MÜLLER CONTRA LA CENSURA

Marco Tossatti

El Prefecto de de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el cardenal Gerhard Müller, se expresó contra la censura impuesta a las intervenciones de los participantes en el Sínodo. Según reporta AP, el purpurado alemán dijo a una de las televisoras católicas presentes en algunos momentos del encuentro que “Todos los cristianos tienen el derecho a ser informados sobre las intervenciones de sus obispos”.
Ahora, en cambio, la información sobre el Sínodo es proporcionada por el Director de la Sala de Prensa, padre Federico Lombardi, ayudado por un sacerdote de lengua inglesa y otro de lengua española. En el briefing se ofrece un panorama general de la jornada, indicando los temas, pero no las intervenciones de manera que puedan ser citadas, ni quiénes son los autores de las intervenciones.
Es lamentable, porque ciertamente hay muchas intervenciones que merecerían ser conocidas con más detalle. Así, por ejemplo, un obispo ha criticado duramente la propuesta del cardenal Kasper de dar la eucaristía a los divorciados vueltos a casar, afirmando que se trata de un “remedio peor que la enfermedad”.
Otro obispo observó que la pastoral para los divorciados debe recordar que se trata de personas que ya están casadas, y que han existido Papas anteriores a 2014, de los que no se podría decir que no fueron misericordiosos. Otro afirmó que más allá de hablar permanentemente de misericordia debemos evangelizar más. Muchas veces se habla de formación, pero se la desatiende por miedo a no ser comprendidos. A todo esto, el cardenal Kasper ha repetido que, efectivamente, él tomó la iniciativa, pero que antes lo había consultado con el Papa…

Se trata de un artículo de  Tossatti y publicado ayer en La Stampa.  Aquí el texto el texto original.

Conclusiones:
1) Hay que irse muy atrás en la historia de la Iglesia para encontrar casos como los que estamos viendo: cardenales de Curia Romana que confrontan abierta y públicamente con el Romano Pontífice.
Esto es lo que ha logrado el Papa Francisco, que vino a darnos una Iglesia fraterna y de puertas abiertas: que el coro del mundo se una en su alabanza y que buena parte de los hijos fieles –y cada vez son más- comiencen a dividirse y escandalizarse.
2) Es llamativo que el artículo esté escrito por Tossatti, bergoglista de la primera hora. Debe haber mucha bronca y desencanto.
3) ¡Qué diferentes las palabras del cardenal Müller a las de Mons. Arancedo, presidente de la CEA! Difícilmente pueda encontrarse un obsecuente de tal calaña que se anima a decirle a la Piqué que hay que tener la “audacia de la misericordia” a fin de que la Iglesia “progrese en algunos aspectos doctrinales y disciplinares”. Es decir, si no cambia la disciplina del matrimonio, la Iglesia no tiene misericordia y retrocede.



Bergoglio el Pluralista

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Parece que el Papa Francisco no esperaba que hubiera resistencia católica en el Sínodo, o no esperaba que fuera tan dura. Había preparado, claro, algunas armas. Por ejemplo, ordenó que fuese un sínodo de puertas cerradas y que las únicas noticias que se tuvieran de él fueran las que emitía la Sala de Prensa una vez al día a través de un escueto boletín. De esa manera, se diluiría la opinión de la gran mayoría católica y se destacarían las progresistas.
Pero no fue suficiente. Ayer se conoció que los Padres Sinodales eligieron como miembros de la comisión redactora del documento final a un grupo de cardenal y obispos pertenecientes al ala católica, algo que cayó como un balde de agua fría en Santa Marta.
El primer elegido fue el cardenal Burke, adalid de la posición conservadora. Es notable esta elección porque constituye un claro desafío a Bergoglio.  Luego, el cardenal Sarah, de Guinea Ecuatorial y miembro de la Curia Romana; el arzobispo Léonard, primado de Bélgica; el cardenal Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y a quien Bergoglio le nombró el secretario que le boicoteó el cargo, y  el cardenal Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara. Todos ellos son conocidos por sus posiciones conservadoras y ratzingerianas, claramente opuestos a los disparates francinquistas.
Bergoglio no se quedó atrás. ¿Qué hizo? Lo mismo que hicieron los Kirchner cuando perdieron el control del Consejo de la Magistratura, órgano indispensable para nombrar jueces adictos: cambiar su composición. Ayer nos enteramos que el Papa Francisco nombrómotu proprio como miembros de esa Comisión a personajes fuertemente progresistas: el cardenal Ravasi, el cardenal Wuerl, arzobispo de Washington, Mons. “Trucho” Fernández, Rector de la UCA, Mons. Carlos Aguiar, presidente del CELAM, Mons. Peter Kang u-il, arzobispo de Seul y al P. Adolfo Nicolás, superior general de la Compañía de Jesús.
¡Jorge Mario, no tenés vergüenza!


Octubre Rojo

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Muchos buenos amigos están preocupados. “Estás publicando un post por día”, me dicen. “Y siempre sobre Francisco”. Algunos creen que se me ha despertado el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Otros, en cambio, aseguran que estoy atravesando la etapa maníaca del Trastorno Bipolar y ya me están acercando algunas dosis de litio para estabilizarme. No los convenzo cuando le digo que a muchos blogger les paso algo parecido. Es cuestión de que miren la columna de la derecha: Rorate Coeli, Mundabor, Secretum meum, Missa in Latino, por ejemplo, suelen publicar más de una entrada por día. ¿Será una epidemia?
No. Se trata, al menos en mi caso, del modo que tengo de reaccionar frente a la gravedad de los hechos que estamos viviendo. Debo escribir y alertar. Algo de eso quise decir cuando en diciembre del año pasado publicaba la historia de don Gabino sobre los que hacían señas levantando una bandera en la cima del monte caliginoso.
Hoy, 13 de octubre, hemos leído con estupor el documento inicial del sínodo que establece, en bruto, la base sobre la que la comisión que dábamos cuenta ayer, redactará el informe final. Se trata de un texto es que mucho peor de lo que podía esperarse. El Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, Mons. Gadecki, acaba de declarar que es “inaceptable”. Me da la impresión que este octubre que estamos viviendo será similar al octubre de 1917, a partir del cual ya nada fue igual para el mundo. Fue un octubre rojo.
Muchos pensarán que exagero. El documento bloquea directamente el parecer de los cardenales y obispos que se oponían a la opinión sostenida por Francisco e impone una dirección de “apertura” que se aleja claramente de la postura católica. Asegura que “el camino colegial de los obispos y la participación del pueblo de Dios en su totalidad, bajo la acción del Espíritu Santo, nos guían por los caminos de la verdad y de la misericordia para todos”. Es decir, nos proponen una teología moral plebiscitaria.   
Debido a que la Iglesia “no puede detenerse en un anuncio meramente teórico desentendido de los problemas reales de las personas” (n. 28), debe adoptar una “nueva sensibilidad” que “consiste en acoger la realidad positiva de los matrimonios civiles y a los que conviven sin casarse” (n. 36). Estas situaciones deben ser “afrontadas de manera constructiva, buscando de transformar en oportunidades de camino hacia la plenitud del matrimonio y de la familia” (n. 39). En nombre de la gradualidad que nos explicaba Mons. Trucho Fernández, vía libre a los noviecitos que conviven antes de casarse ya que se están acercando “gradualmente” a la plenitud del matrimonio… No es cuestión tampoco que lleguen de golpe a él y les dé un soponcio.
En cuanto a la admisión de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía para los divorciados vueltos a casar, se plantean que algunos obispos han defendido la posición tradicional pero “otros se han expresado por una mayor apertura… para aquellas situaciones que no pueden ser resueltas sin determinar nuevas situaciones de injusticia y sufrimiento”. Y, contra lo que había aconsejado en numerosas ocasiones del Papa Benedicto XVI –que las personas en esta situación se limitaran a la “comunión espiritual”- los Padres Sinodales se preguntan: “si es posible la comunión espiritual, ¿por qué no acceder a la comunión sacramental?” (n. 48). La respuesta a mí me la explicó el hermano marista que me daba catequesis en cuarto grado.
Y ahora viene la sorpresa que no esperábamos. El documento afirma que “las personas homosexuales tienen dotes y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”. Por favor, lean nuevamente el texto(y lean este comentario). Es un disparate que echa por tierra, en dos palabras, la doctrina secular de la Iglesia sobre la naturaleza humana y la homosexualidad. Como comentaba un lector, “los homosexuales”, como categoría análoga a “los ciegos” o “los esquimales”, o a cualquier otra categoría debida a la naturaleza o la cultura que legítimamente determina a la persona, simplemente no existe. Como no existen como categoría legítima “los alcohólicos” o “los drogadictos” o “los jugadores compulsivos”. Existen personas que experimentan tendencias homosexuales, y de ellas algunas que las siguen. Además, las “dotes y cualidades” de esas personas se deben a su carácter de seres humanos, no a sus tendencias homosexuales, ni mucho menos a las conductas aberrantes que pueden practicar si siguen esas tendencias.
Y, a continuación, los Padres se preguntan si nuestras comunidades “son capaces de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad” (n. 50). Y, si bien aseguran que las uniones que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer, consideran que “hay casos en los que el sostenimiento mutuo hasta el sacrificio constituye un apoyo preciosos para la vida de los convivientes” (n. 52). Hemos pasado de considerar, con toda la tradición de la Iglesia, que el acto homosexual es un pecado nefando que clama al cielo, a verlo como un “apoyo precioso” si quienes lo practican viven en pareja. ¿Alguien podía imaginar cinco años atrás que llegaríamos a esto?
Por lo que yo puedo ver, aquí la cuestión de fondo es otra, y mucho más grave y satánica que lo que estamos viendo. Hace tiempo que le vengo dando vuelta, Socci la expone claramente en su libro y ayer coincidía con un amigo que es mucho más sabio que yo. Por eso, y más allá de lo exagerada que pueda parecer, la comento a los lectores del blog:
La cuestión de permitir que los que viven en adulterio puedan recibir la Eucaristía, o que se “valoren” como integrantes valiosos de nuestras comunidades a los que fornican según o contra natura habitualmente y sin arrepentirse, es secundaria. Lo que se está buscando es que ya no sea necesario estar en gracia de Dios para recibir los sacramentos y que no sea necesaria la gracia para ser un buen cristiano y avanzar por el camino de la salvación. Esto lo ha dicho, casi palabra por palabra, el Papa Francisco en el Ángelus de ayer:  “La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por ello el banquete de los dones del Señor es universal. ¡Es universal para todos! (…) nadie tiene el derecho de sentirse privilegiado o de reivindicar la exclusividad. (…)  Esto no se debe hacer: nosotros debemos abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está en los márgenes, (…). Sólo hay una condición: ponerse el traje de fiesta. Es decir testimoniar la caridad concreta a Dios y al prójimo”.
Puesto en palabras simples: el “banquete de la Eucaristía” debe ser universal, es decir, para todos y todas, y no solamente para los privilegiados que están en gracias de Dios, porque la condición ya no es estar en gracia sino testimoniar la caridad.
Francisco y sus secuaces quieren acabar con el concepto de “estado de gracia” como opuesto al “estado de pecado”, distinción que ven como discriminadora y elitista. Pero si la gracia no existe, tampoco existe el pecado. Es así de simple. No hay un tertium quid. O se está en gracias, o se está pecado.  
Suena exagerado, pero estoy convencido que la cuestión va por este lado: la intención pontificia es abolir la noción de pecado, lo cual ya hizo Freud en sede psicológica hace más de un siglo. Para Bergoglio, la distinción entre santos y pecadores, es discriminadora y atenta contra la audacia de la misericordia. No hay exclusividades; no hay privilegiados; el banquete del Reino es universal: para todos los hombres.
El problema está en que si no existe el pecado, fue vana la Redención, y si la Redención fue vana, no existió un Redentor, y si no existió un Redentor, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad no se encarnó en las entrañas virginales de María. En definitiva, si no existe el pecado, Jesús no es Dios, y se acabó el cristianismo.
Me dirán que estoy afiebrado y deliro. También yo pensé lo mismo hace un tiempo. Ahora ya no lo pienso más.

Motus in fine velocior; el movimiento es más veloz cuando se acerca al fin. 

¿San Pedro Damián o Francisco?

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La reacción que tuve en este blog ayer luego de conocer la Relatio post Disceptationem, o borrador sobre el cual se preparará el documento final de sínodo, no fue afiebrada. O bien, la fiebre la tuvimos muchos. El blog Mundabor afirma que Francisco está bailando el tango con Satanás; Magister informa que, según el mismísimo L`Osservatore Romano, se inició una batalla campal en el aula sinodal cuando el cardenal Erdö leyó el documento; el cardenal Müller dijo hoy que la Iglesia no puede reconocer las uniones homosexuales, y podríamos seguir. Lo curioso es que la Relatio tomó por sorpresa también a los representantes del mundo. La Nación habla de un desafío a la enseñanza tradicional de la Iglesia, Clarín de una apertura sin precedentes y afirmaciones por estilo pueden leerse en diarios del exterior.
Habrá que esperar a ver qué dice el documento final, y habrá que esperar a ver si el papa Francisco aprueba y promulga ese documento.
En tanto, yo me hago el siguiente planteo. San Pedro Damián, monje benedictino y luego cardenal, tuvo un papel crucial en la reforma de la Iglesia que se produjo en el siglo XI y que luego se conoció como Reforma Gregoriana. Además, es Doctor de la Iglesia, es decir, la Iglesia ha reconocido la eminencia de su doctrina y lo considera un maestro en la fe católica. Escribió al Papa al Papa León IX una carta, la número 31, en la que le aconsejaba cómo considerar y qué hacer con un problema que asolaba, en ese siglo como en el nuestro, a la sociedad y al mismo clero. El problema era la sodomía. Esa misiva es conocida también como Liber Gomorrianus contra nefandum sodomiae crimen y pueden leerla, en latín, en el tomo 145 de la Patrología Latina. Traduzco aquí un solo párrafo suficientemente claro:
“Absolutamente, no hay otro vicio que pueda ser razonablemente comparado con este, que sobrepasa a todos en suciedad. Por este vicio, de hecho, viene la muerte del cuerpo y la destrucción del alma; mancha la carne, extingue la luz de la mente, expulsa al Espíritu Santo del templo del interior del hombre, y lo reemplaza con el demonio, provocador de la lujuria. Remueve completamente la verdad  de la mente y la orienta hacia la falsedad. La sodomía pone trampas en el camino del hombre y, cuando cae en ellas, no lo deja escapar. Este vicio abre las puertas del infierno y cierra las puertas del cielo, y convierte a los ciudadanos de la Jerusalén celestial en los herederos de la Babilonia infernal”. (Cap. 16; PL 145, 175)
En cambio, el Sínodo de obispos católicos, impulsado y alentado por el Papa Francisco, declara en el siglo XXI:
"Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana. ¿Estamos en grado de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están en grado de serlo, aceptando y evaluando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?"
"La cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realistas de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual. Por lo tanto, se presenta como un importante desafío educativo"
“Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas”.
Los dos textos son contradictorios. Uno de ellos es católico y el otro no lo es. Si este texto finalmente se oficializa y el Papa Francisco adhiere a él, habrá que tomar una decisión.

Non possumus!

Sin vergüenzas

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Vergüenza, vergüenza y más vergüenza.
Vergüenza de que sea un papa argentino quien haya tenido la enorme irresponsabilidad de llevar a la Iglesia al estado de conflicto y crispación en que se encuentra, y no precisamente por desdeñar el uso secular de los zapatos rojos, sino por querer cambiar mediante manipulaciones bajas y sucias–y, hay que decirlo, propias de los jesuitas-, la marcha del sínodo sobre la familia, y con ella, la doctrina católica sobre el matrimonio y la sexualidad, para adaptarla a los criterios del mundo, evitando cuidadosamente que se hable de pecado, palabra prohibida en su pontificado con olor a oveja.
Vergüenza de que sea ese mismo pontífice el que ha auspiciado y controlado de tal modo el Sínodo que muchos de sus participantes están declarando públicamente y del modo más frontal que imaginarse puede, las irregularidades que allí se dieron. No solamente es sinvergüenza, sino que además es torpe. Creía que iba a poder manejar la Iglesia Universal como manejó durante una década al arzobispado porteño: a golpes, embustes y misericordiaciones. 
Vergüenza del episcopado argentino. Un cardenal primado que pasea sus púrpuras de no ser más que una sombra desleída de Bergoglio que desde Roma sigue digitando la iglesia porteña y argentina. Un presidente de la Conferencia Episcopal que se comporta como un felpudo a quien le viene bien cualquiera pie que lo pise. Y obispos que son capaces de traicionar el mensaje evangélico como el que hoy afirmó: "La situación es diferente, hay una realidad que se fue instalando en los últimos años", comentó una fuente eclesiástica, al arriesgar que si el debate (sobre el matrimonio igualitario) se produjera hoy, el resultado interno no sería el mismo. "Es posible que en el contexto actual hubiera tenido consenso la aprobación de la unión civil para parejas homosexuales, sin equipararla al matrimonio". Es decir, si cuando se votó en el Congreso de la Nación la ley del matrimonio sodomítico el papa hubiese sido Francisco, la Iglesia argentina habría apoyado la medida. Vergüenza y asco de estar rodeados de obispos trepadores y lamebotas, como Mons. Eduardo Taussig, capaz de vender a su grey por un ascenso y capaz de la torpeza de escribir un libro titulado “Francisco, la fe y la evangelización”, que es tal como si hay alguien se le ocurriera escribir un libro llamado: “Hitler, la compasión y el amor por las minorías”.
Y, en cambio, santa envidia y satisfacción porque en la Iglesia no todos los obispos sean como los autóctonos. Tenemos obispos con la suficiente entereza, dignidad y hombría que declaran: 
Cardenal Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe: “El documento preliminar del sínodo es indigno, vergonzoso y completamente equivocado”.
Cardenal Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica: “El documento carece de una base sólida en las Sagradas Escrituras y en el Magisterio”.
Cardenal Wilfrid Fox Napier, arzobispo de Durban, “El documento es virtualmente irredimible”.
Mons. Gadecki, Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca: “El documento es inaceptable”.


El olvido del Papa Francisco

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Roma (Elizabetta Piqué en exclusiva para The Wanderer) El Santo Padre Francisco y su equipo de teólogos asesores han caído en la cuenta, al releer el informe Erdö que, si bien en la euforia de los descubrimientos eclesiales de la primera parte del Sínodo fueron enumerados uno a uno los bienes, hasta ahora ignorados por la Iglesia, que se hallan presentes en las uniones de hecho y en las parejas de divorciados y de gays, se han olvidado completamente de aquellos que han sido llamados por otros caminos singulares. Para corregir esta involuntaria omisión, que podría llegar a constituirse en discriminación, le ha encomendado a su teólogo de cabecera, Mons. Víctor “Tucho”  Fernández, que avance en la profunda vía abierta por el Cardenal Schönborn.
Se conoció que el rector de la Universidad Católica Argentina está preparando una intervención en la que reflexionará sobre lo que antes era llamado con el ofensivo nombre de “vicio solitario” pero que, en realidad, es una forma imperfecta de unión sexual. Aplicando la recientemente descubierta “doctrina de la gradualidad”, el mal llamado onanista –que ahora recibirá el apelativo de “amante virtual”- en realidad es una persona se acerca gradualmente a la unión sexual plena, es decir, con otro ser humano, sea este varón o mujer, lo cual no tiene ya importancia alguna. “El amante virtual copula con la imagen de su amado o amada” –afirmó el arzobispo Fernández- “y, más allá de que esta presencia sea virtual, no puede ser este motivo de discriminación, sino que debe ser acogido con misericordia y acompañado en su camino hacia la realización plena de su amor”.
Estas declaraciones han despertado un sinfín de reacciones positivas en el amplio espectro de las figuras públicas. El futbolista Ever Banega afirmó que se siente aliviado pues podrá continuar con su amistad particular a través del chat sin cargo de conciencia y del mismo modo se expresó su colega ecuatoriano Antonio Valencia. Incluso Wado De Pedro y otros dirigentes de La Cámpora han manifestado su complacencia y habrían encargado al flamante embajador argentino ante la Santa Sede que sondee la posibilidad de iniciar la causa de canonización de Iván Heyn, fallecido en un éxtasis de amor virtual.
Por otro lado, Brigitte Bardot y César Millán han expresado su descontento ya que los Padres Sinodales no haan incluido dentro de estos caminos singulares a la zoofilia, que no es más que la expresión más elevada del amor que un ser humano puede expresar hacia otros seres de la naturaleza, también ellos creados por Dios. En este sentido, confían en que la anunciada próxima encíclica del Papa Francisco, que versará sobre la ecología, habilite esta forma gradual de alcanzar la plenitud del amor físico humano. 

De Kikuyo a Roma con Ronald Knox

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Un comentario que llegó al blog hace algunos días me recordó un texto de Ronald Knox, no muy conocido, que fue escrito durante las últimas épocas de su periodo anglicano, cuando la Iglesia de Inglaterra atravesaba, análogamente, una situación similar a la que estamos viviendo hoy en la Iglesia Católica.
Todo había comenzado cuando dos diócesis anglicanas de África había participado de un congreso de iglesias protestantes que había tenido lugar en Kikuyo y en el que se había tratado el tema de la colaboración entre las distintas denominaciones cristianas. La reunión terminó con una celebración litúrgica ecuménica, celebrada por un obispo anglicano, y “concelebrada” por pastores protestantes.
Este hecho produjo un gran escándalo y división en Inglaterra. ¿Era correcta esa postura aperturista de algunos sectores de la iglesia establecida? Por supuesto, Knox estaba en profundo desacuerdo y, para exponer su posición escribió en cuatro días un pequeño libro o pamphlet cuyo argumento era una simple reducción al absurdo. Lo tituló Reunion All Round y pueden leerlo, en inglés, aquí.
Traslademos los argumentos de Ronnie a nuestra situación actual: Si es un deber, como pareciera, que todos los cristianos deben unirse, borrando las diferencias que los separan –sugiero releer esta catequesis del papa Francisco- ¿por qué no abrirse también a los no cristianos? ¿Por qué no unirnos con los judíos? De ellos solamente nos separa el Concilio de Jerusalén. ¿Y con los mahometanos? Siempre sería posible salvar las diferencias entre la monogamia nuestra y la tetragamia de ellos partiendo diferencias: dos esposas para cada uno. Incluso los ateos deberían ser parte de esta unión pancristiana, ya que siempre sería posible –y esta sería una tarea para encomendarle a Mons. Trucho Fernández- llegar a una fórmula de consenso sobre la Naturaleza Divina que comprenda simultáneamente la existencia y la no existencia.  
Si los principios que, en época de Knox se propusieron en Kikuyo y que hoy propone el papa Francisco, son apropiados, debemos seguirlos hasta las últimas consecuencias. Si, en nombre de la caridad, es un deber de la Iglesia incluir en ella a todos los que se profesan cristianos, y ella misma debe estar dispuesta a realizar todos los sacrificios que esto implique –no importa que sean litúrgicos, disciplinares o doctrinales-, ¿por qué no deberemos incluir también a todos las personas buenas? ¿Por qué una creencia, por ejemplo la divinidad de Jesucristo, debe ser un impedimento para la inclusión en la Iglesia de puertas abiertas que nos pregonan desde Roma? ¿Por qué debemos incluir, por ejemplo, a un buen hombre como Roberto de Mattei y excluir a otro buen hombre como el ateo Scalfari? Si la Iglesia, que nunca puede perder de vista la caridad, frena la inclusión en su Cuerpo a muchos hombres simplemente por cuestiones de índole disciplinar o doctrinal, ¿no será hora de buscar una Iglesia más caritativa y derribar esas murallas oscurantistas?  
Ronald Knox llevó hasta las últimas consecuencias en un ejercicio lógico los principios que comenzaban a aparecer a comienzos del siglo XX en la Iglesia de Inglaterra, pero nunca llegó a pensar que, casi cien años más tarde, esa iglesia aprobaría la ordenación de mujeres obispos.  Era un absurdo demasiado grotesco.
Me pregunto yo si Bergoglio no es también un absurdo demasiado grotesco para que lo hubiese sido imaginado los católicos de hace cincuenta años. 

La Iglesia con olor a oveja del Papa Francisco

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Los medios de prensa de hoy nos comunican que, por primera vez en la historia, los edificios vativanos serán alquilados para un evento mundano.
Aquí está el programa de la serata que organiza la empresa Porsche, siempre tan dedicada a atender las necesidades motrices de los más desfavorecidos de la sociedad:

1. Acceso exclusivo a los Museos Vaticanos fuera del horario de apertura oficial.
2. Magnífico concierto concierto en la Capilla Sixtina organizado exclusivamente para los participantes.
3. Inolvidable comida en medio de las obras de arte de los Museos Vaticanos.
4. Visita a los Jardines Papales del Vaticano.
5. Paseo en Porsche por la región sur del Lacio.
6. Número máximo de participantes: 20 personas.

Si algún lector del blog está interesado en participar, puede reservar desde en www.porsche.com. Se requieren solamente dos condiciones: tener un Porsche estacionado en la cochera y pagar la entrada: 4500 euros por cabeza.

Y cuando estabas en Buenos Aires te escandalizabas públicamente porque los dirigentes de Cáritas habían ido a comer a Puerto Madero: Hipócrita!

A ver si maduran, che

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Dentro de pocos días se realizará en Madrid un congreso sobre "La hermenéutica de los gestos del Papa Francisco". Se trata, por cierto, de una completa pérdida de tiempo, aunque vendría bien una hermenéutica del discurso que pronunció el pontífice en la clasura del sínodo sobre la familia el día de ayer. No tengo ganas de hacerla, pero hay una frase muy significativa que pinta su pensamiento. Dice en el último párrafo: "Tenemos un año para madurar las ideas propuestas". Veamos:
1. ¿Quiénes son los que necesitan madurar? No él, ciertamente, sino aquellos a quienes llama "tradicionalistas" que se considerar "dueños y patrones del depositum fidei", incapaces de "dejarse sorprender por Dios", y que tieran "pesados fardos" a los fieles.
2. ¿Por qué digo esto? Muy fácil. Porque los "tradicionalistas" sostienen la doctrina de la Iglesia, doctrina que ya está madura hace dos mil años. Yo me pregunto si es necesario madurar la idea acerca de que los adúlteros puedan recibir la eucaristía, o de que la práctica del sexo sodomítico pueda ser considera un valor para las comunidades cristianas. Los católicos hace veinte siglos que tenemos claras las respuestas a esas cuestiones y no necesitamos un año, ni siquiera un día, para "madurarlas". 
3. En el fondo, toda esta cháchara de la maduración, no es más que otra de las expresiones de la particular teología pontificia. Recuerdo que en la homilía de su primera misa como pontífice romano, la mañana del 14 de marzo de 2013, se la pasó hablando de que la Iglesia era movimiento. Pero esa no es la idea católica, sino que es justamente la contraria. La Iglesia es roca en la que los hombres se guarecen mientras arrecia el vendaval en los peligrosos mares del mundo. Ahora resulta que Bergoglio quiere someter a la Iglesia a los vientos y tempestades, idas y vueltas, y mareas y reflujos del mundo. Esas serían para él las "sorpresas divinas". 
4. Bajando a la práctica, ¿cómo se dará esa maduración de 365 días? Estimo que habrán dos procesos: la incubadora plebiscitaria, en la que las "ideas" pontificias pasaran por la maceración de los  diálogos y discusiones en el seno de las "comunidades cristianas", y la maduración a los golpes, en la que el pontifice romano se deleitará misericordiando a los padres sinodales que fueron críticos de sus propuestas. No nos extrañemos si, dentro de algunas semanas, nos enteramos el cardenal Napier es transferido desde su sede sudafricana de Durban a la sede rusa de Vladivostok.

Hipocresía en tres actos

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1º acto: Quino, Mafalda y Susanita


2º acto: El cardenal Bergoglio y Cáritas. 2009
"Muestro lo difícil que es llevar hoy día la misión caritativa de la Iglesia. Uno de los dirigentes de un centro de Cáritas tenía que hacer un festejo, e hicieron el festejo en uno de los treinta y seis restaurantes que están en Puerto Madero, donde la cena más barata serán $250 por cabeza. Treinta y seis restaurantes que están a 1 km. de un tugurio, de una villa naciente. Si vos entrás en la solidaridad del servicio de Cáritas, tus hábitos de vida tienen que cambiar y no te podés permitir ciertos lujos...".  
El video completo pueden verlo aquí. 

3º acto: Papa Francisco - 2014
Por primera vez en la historia un Sumo Pontífice autorizó la apertura de los Palacios Vaticanos a fin de que sean alquilados para un evento exclusivo para millonarios que poseen automóviles Porsche. Como informa el sitio de la empresa fabricante de los lujosos automóviles, el evento se desarrollará según el siguiente programa: 
1. Acceso exclusivo a los Museos Vaticanos fuera del horario de apertura oficial.
2. Magnífico concierto en la Capilla Sixtina organizado exclusivamente para los participantes.
3. Inolvidable comida en medio de las obras de arte de los Museos Vaticanos.
4. Visita a los Jardines Papales del Vaticano.
5. Paseo en Porsche por la región sur del Lacio.
6. Número máximo de participantes: 20 personas.
7. Costo de la entrada: € 5000.
Por lo demás, no se trata de un hecho aislado ya que la política del Papa Francisco es abrir el Palacio Apostólico y los Museos Vaticanos para visitas privadas y exclusivas de personajes particularmente conocidos por su vida frívola y mundana. Se supo que la semana pasada el cantante Justin Bieber gozó de una de estas visitas, por la que pagó € 16000, aunque la experiencia no fue del todo positiva para el monsignorino que hacía de guía, ya el que artista pop se dedicó a patear pelotas de fútbol dentro de los corredores de las dependencias papales. 
No es un invento, aunque lo parece. El hecho fue publicado por el Catholic Herald. 

La Santa Sede aclaró que el Papa aceptó la realizar estos eventos a fin de recaudar fondos para las obras de caridad. 

- Santo Padre, ¿qué hará con el dinero que paguen los dueños de automóviles Porsche por comer caviar, salmón ahumado, faisán y otras delicatessen en medio de las obras de Rafael, Miguel Ángel, y en el lugar sagrado donde la Iglesia elige a sus papas?
- Vamos a comprar sémola, arroz, fideos y todas esas porquerías que comen los pobres. 






Murmullos en el Palacio Apostólico

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Luego de unas largas vacaciones, el corresponsal embozado del Wanderer en Roma, ha comenzado nuevamente su servicio de noticias. 


Retorsiones postsinodales. (Roma - Palacio Apsotólico) Los activos servicios de prensa respecto a la actividad de la Santa Sede le prestan mucha atención a las noticias que, sobre ese tópico, se publican en la Argentina. Casi todos los artículos de E. Piqué y S. Rubin  son reproducidos. En los análisis sobre el Sínodo muchos reflectores de los vaticanistas se posaron sobre mons. Victor Fernández, en cambio nada sobre mons. Arancedo, los dos obispos argentinos participantes.  Todos saben la predilección del papa por el riocuartense (de Alcira Gigena, donde no goza de buen recuerdo), pero porteño de adopción. Todos saben que lo apodan Tucho, pero en la jerga vaticana también lo llaman il coccolato ("el niño mimado"). Un obispo latinoamericano, que no sabe mucho italiano, le preguntó a un colega español qué significaba esa palabra aplicada al obispo argentino: "Un valido, como Floridablanca", fue la respuesta. Por la expresión de su rostro, parece que la cultura histórica del latinoamericano no lo ayudaba: la respuesta no le aclaró nada.
Hoy los medios de prensa y alguna gacetilla traducen unas declaraciones del coccolato Fernández [Se refiere a este artículo de La Nación]. No cayeron  bien sus chismeríos sobre que algún padre sinodal se durmió o que otro se quejaba de dolor de espaldas en las sesiones.  Todo con cierta inquina para descalificar  a los sinodales de mayor edad y de pensamiento más tradicional.  Pésimamente fueron tomadas sus indiscreciones respecto a que en aula sinodal y fuera de ella algunos obispos y cardenales criticaban al Papa con palabras fuertes. Ya se conocían declaraciones suyas anteriores, respecto a críticas de algunos obispos argentinos al entonces cardenal Bergoglio cuando se preveía su jubilación en Buenos Aires. El coccolato participa en los círculos de crítica, escucha calladito, y luego sale a anunciarlo desde los tejados mediáticos. 
En todo grupo humano hay críticas. Una de las cargas anejas a la autoridad es ser blanco de ellas. Pero tener la costumbre de bocinar a quienes disienten del poder ..... no parece de buena persona. Un prelado gordito decía al respecto esta mañana en una oficina de la Secretaría de Estado: "A ese Tucho, pariente de la Presidenta argentina, hay que regalarle los escritos de Santa Catalina de Siena cuando les pedía a los obispos que sean viriles ...".  Para eso tal vez haga falta otro Sínodo, dijo el dueño de la oficina y ofreció caramelos.

Dell'Ombra der Cuppolone

El regreso de los gays

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Poco a poco se está conociendo lo que los fieles laicos no debíamos conocer por orden del papa Francisco: quién y qué dijo cada padre en el tumultuoso sínodo que finalizó la semana pasada en Roma. Y así, hoy nos enteramos que los que quisieron abrirle las puertas de la misericordia a los homosexuales fueron solamente tres miembros sobre los ciento ochenta que integraban el cuerpo: el cardenal von Schönborn, el P. Antonio Spadaro s.j., director de la revista oficialista “La Civiltà Cattolica” y nombrado por el Papa Francisco expresamente integrante del sínodo y Mons. John Ha Tiong Hock, presidente de la Conferencia Episcopal de Malasia y que ilustra esta entrada.
Conocidos estos datos, que reporta en su columna de hoy Sandro Magister, cae de maduro quién es el que está fogoneando el tema trolo: el Papa Francisco en persona. Ya sabemos de los devaneos del cardenal vienés hacia todo lo que tenga que ver con cualquier tipo “caminos sexuales particulares” y no nos asombra entonces su posición. No es secreto para nadie que el jesuita Spadaro es el portavoz del Papa Francisco a través de su revista y, esta vez también, lo es también a viva voce en el aula sinodal. Pero lo que llama la atención es la argumentación que utilizó el obispo malasio para proponer que la Iglesia revise su doctrina sobre la sodomía: las mismísimas palabras que el Romano Pontífice le dijo al P. Spadaro en la famosa entrevista. El círculo perfecto.
Bergoglio dijo en esa ocasión: “San Vicente de Lerins compara el desarrollo biológico del hombre con la transmisión del depositum fidei de una época a la otra, que crece y se consolida con el paso del tiempo. Ciertamente la comprensión del hombre cambia con el tiempo y su conciencia de sí mismo se hace más profunda. Pensemos en cuando la esclavitud era cosa admitida y cuando la pena de muerte se aceptaba sin problemas. Por tanto, se crece en comprensión de la verdad. Los exegetas y los teólogos ayudan a la Iglesia a madurar su propio juicio. Las demás ciencias y su evolución ayudan también a la Iglesia a aumentar en comprensión. Hay normas y preceptos eclesiales secundarios, una vez eficaces pero ahora sin valor ni significado. Es equivocada una visión monolítica y sin matices de la doctrina de la Iglesia”.
Mons. John Ha Tiong Hock expresó en el Sínodo que, así como la Iglesia fue capaz de madurar y reformular sus propios juicios sobre la comprensión del hombre en el pasado y, por ejemplo, cambió su doctrina sobre la esclavitud, así también debe hacerlo ahora con respecto a la homosexualidad. Por supuesto, nadie, ni siquiera el autor de semejante máxima –es decir, Bergoglio-, salieron a explicarle al asiático que una cosa son las peras y otras muy distintas las ardillas.
Como dice Magister, los homosexuales que quieren una doctrina católica que acepte sus particulares pulsiones sexuales, salieron por una puerta pero están por entrar por otra. Y adivinen ustedes quién se las va a abrir…

Desenmascarando a Bergoglio. 1ª Parte

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Los argentinos que hemos tenido la oportunidad de conocer al Papa Francisco mientras era arzobispo de Buenos Aires tenemos, creo yo, el deber de revelar a los cristianos de otros países el enorme estropicio que sufrió la Iglesia en Argentina durante su mandato. Concretamente, hoy y mañana publicaré algunos datos que dejan ver que Bergoglio siempre tuvo la "agenda gay" entre sus planes. Si bien a nivel internacional todo comenzó con el fatídico "¿Quién soy yo para juzgar?" y terminó -si es que terminó-, con el escándalo sinodal, sus antecedentes sus numerosos. Es cuestión de preguntarle al clero porteño acerca de la constante protección que prodigó a numerosos sacerdotes homosexuales.
El Papa Francisco afirma que él no es “nadie para juzgar” a los sodomitas y considera que no hay que arrojarles el Evangelio por la cabeza a los adúlteros sino tener con ellos la “audacia de la misericordia”.
Lo curioso es estas modalidades de misericordia inclusiva están reñidas con el “modelo de exclusión” que la Iglesia practicó durante veinte siglos.  En este post quiero recordar dos hechos ocurridos en Argentina durante el desempeño del cardenal Bergoglio como Primado y presidente o miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, y contrastarlo las enseñanzas y disciplinas que la Iglesia Católica ejerció a lo largo de su historia.

Caso 1: Mons. Juan Carlos Maccarone.
El hecho
Este arzobispo era la “estrella” –o, mejor deberíamos decir, “la diva”- del Episcopado argentino. El gran teólogo de consulta permanente, el abanderado de la causa de los pobres y desvalidos, el campeón de la democracia y de la vida cívica y el poseedor de un futuro promisorio que le aseguraba la púrpura a la vuelta de la esquina. En el mismos clero tenía un ascendiente reverencial: los curas del gran Buenos Aires, mientras era obispo de Lomas de Zamora, acudían en masa los días lunes a escuchar las palabras de sabiduría de Macca, como le gustaba hacerse llamar.
Hasta que ocurrió algo terrible: un día del mes de marzo de 2005, se difundió un video en el que aparecía el arzobispo manteniendo juegos sexuales con un jovencito que resultó ser su chofer. Eran los tiempos del papa Benedicto XVI y el obispo fue inmediatamente apartado de su cargo y confinado al Cottolengo de Clypole.
La reacción de Bergoglio
Por una carta que él mismo Maccarone dirigió en sus hermanos obispos, puede deducirse fácilmente que toda la pandilla episcopal argentina sabía de su debilidad por los efebos y por los choferes. De hecho, había tenido denuncias previas aunque había quedado sobreseído. Y, a pesar de eso, igualmente lo promovieron al cargo episcopal de la diócesis más antigua del país y lo colocaron en el firmamento estelar.
Cuando el caso salió a luz, el cardenal Bergoglio junto con la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal emitió un comunicado en el que manifestaba su “agradecimiento” al ex obispo de Santiago del Estero por la labor cumplida en aquella diócesis “al servicio de los pobres y de quienes tienen la vida y la fe amenazadas” y le expresaban su “afecto, comprensión y oración”. 
El vocero del arzobipado porteño salió a decir, además, que el video difundido correspondía a “la vida privada” de Mons. Maccarone.
La enseñanza y práctica de la Iglesia
San Pedro Damián, monje benedictino, cardenal del siglo XI y Doctor de la Iglesia, escribió una carta (la nº 31) al papa León IX acerca de cómo comportarse con los clérigos y obispos que tuvieran conductas similares a las de Mons. Maccarone. Esa misiva es conocida también como Liber Gomorrianus cotra nefandum sodomiae crimen y pueden leerla, en latín, en el tomo 145 de la Patrología Latina. Traduzco aquí un par de párrafos significativos.
Con respecto al pecado de la sodomía, este santo Doctor de la Iglesia se consideraba apto para juzgar:
“Absolutamente, no hay otro vicio que pueda ser razonablemente comparado con este, que sobrepasa a todos en suciedad. Por este vicio es, de hecho, viene la muerte del cuerpo y la destrucción del alma; mancha la carne, extingue la luz de la mente, expulsa al Espíritu Santo del templo del interior del hombre, y lo reemplaza con el demonio, provocador de la lujuria. Remueve completamente la verdad  de la mente y la orienta hacia la falsedad. La sodomía pone trampas en el camino del hombre y, cuando cae en ellas, no lo deja escapar. Este vicio abre las puertas del infierno y cierra las puertas del cielo, y convierte a los ciudadanos de la Jerusalén celestial en los herederos de la Babilonia infernal”. (Cap. 16; PL 145, 175)
Y San Pedro Damián determina también de qué modo hay que actuar en estos casos:
“El clérigo o el monje que acosa a los adolescente o a los jóvenes, o ha sido sorprendido besándolos o en otros actos torpes con ellos, será azotado públicamente y perderá su tonsura. Luego de haber sido rapado, será cubierto de escupidas y, sujeto con cadenas de hierro, sea dejado podrirse en la angustia de la cárcel por seis meses. Al anochecer, durante tres días a la semana, coma pan de cebada. Después, durante otros seis meses, que viva bajo la custodia de un padre espiritual, separado en un pequeño patio, y esté ocupado en trabajos manuales y en la oración. Sea sometido a ayunos y camine siempre bajo la mirada de dos hermanos espirituales, sin prenunciar ninguna frase perversa, y nunca se una a reuniones con los más jóvenes. Que este sodomita considere si supo administrar bien sus oficios eclesiásticos, porque es así cómo la sagrada autoridad juzga estos ultrajes tan ignominiosos cuanto torpes”. (Cap. XVI)

Caso 2: Mons. Fernando Bargalló
El hecho
Se trata del entonces obispo de Merlo y presidente de Cáritas Latinoamericana que fue descubierto, en junio de 2012, junto a una mujer, en un exclusivo y lujoso resort de Puerto Vallarta (México) en actitudes más que de explícito enamoramiento.  Cuando fue interrogado al respecto, Mons. Bargalló mintió al decir que desconocía lo que las fotos probaban; y mintió después al decir que las fotos eran verdaderas pero que no implicaban dolo pues la dama era una amiga de la infancia. El obispo fue depuesto de su cargo por el Papa Benedicto.
La reacción de Bergoglio
Conocida la vacancia de la sede episcopal de Merlo, se dirigió a ella presuroso el cardenal Bergoglio quien, el día domingo 29 de junio, pronunció una homilía en la  atestada catedral diocesana. Allí, entre otras cosas dijo, que el obispo amancebado "Trabajó para los pobres y esto le valió la persecución. Trabajó también por los ancianos y para escuchar a los chicos. Hoy tenemos a la Iglesia unida, humanitaria y misionera y venimos a dar gracias por estos 15 años caminando juntos". Mientras el concelebrante, Mons. Cassaretto, aseguraba: “"Ahora le toca a Fernando estar en un tiempo de retiro, de penitencia y de oración. Mi misión es acompañar al hermano Fernando en su camino de reflexión”.
"¡Viva Fernando María Bargalló!", gritó un hombre desde el fondo del templo y la misa terminó con un fuerte y sostenido aplauso de todos, incluido el cardenal Bergoglio.
La enseñanza y práctica de la Iglesia
Para casos semejantes, la Iglesia contemplaba la ceremonia de “degradación” del Obispo, la cual figuraba en la Pontificale Romanum. Aquí pueden leer la descripción de la ceremonia. Y les copio la traducción de algunos de sus pasos más importantes, tal como la leyera Mons. Gustavo Podestá en la memorable homilía en su parroquia porteña Mater Admirabilis:
“Ceremonia impresionante, que se realizaba en las escalinatas de las catedrales frente al inmenso atrio donde se reunía el pueblo. Ese mismo pueblo que había sido herido por el escándalo de un pecado público y, más, cuando se trataba de un clérigo. Peor aún si constituido en dignidad. A los crímenes públicos la Iglesia públicamente los castigaba, ya que, en verdadera caridad, restituía a los fieles la confianza en la justicia y probidad de sus autoridades, mostraba la gravedad del delito y, al mismo tiempo, estimulaba el propósito de enmienda y la penitencia y conversión del reo.
Allí, en las escalinatas que subían hacia la puerta del templo, se colocaba un asiento bajo y sin respaldo, tipo sillón frailuno, llamado 'faldistorio', en el cual se sentaba el obispo oficiante. A su lado una pequeña mesa con un mantel, en donde, en medio de cirios apagados, se colocaban las vestiduras sacerdotales junto con un trozo rectangular de vidrio en forma de cuchillo.
Traían al que, después de juicio y sentencia, había sido hallado culpable y los clérigos lo revestían, por última vez, c
on sus hábitos sacerdotales si era sacerdote, o pontificales si era obispo o arzobispo.
En medio de un silencio sepulcral el Obispo celebrante se ponía de pie y comenzaba:
“En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Por cuanto yo (...) Obispo de tal lugar, por gracia de Dios y de la Sede Apostólica, habiendo sido probado fehacientemente de acuerdo a los sagrados cánones (o según propia confesión) el crimen del Obispo o Presbítero tal (...) resultando evidente y público el crimen cometido, y por lo tanto no solo grave y condenable, sino dañoso a la salud de los fieles, y aún enorme por la dignidad del que lo cometió, habiendo no sólo ofendido la divina Majestad sino inferido gravísima conmoción a la ciudad, y por esto haberse hecho indigno de su oficio eclesiástico, por ello, tanto por la autoridad de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, como por la de nuestro cargo pastoral, mediante estos escritos lo privamos de todos su cargos y oficios y, por nuestra palabra, lo deponemos, y, según la tradición de la Iglesia, lo sentenciamos a ser degradado”.
Luego, con lágrimas en los ojos -según cuentan frecuentemente las crónicas- el oficiante se ponía de pie y, si el reo era obispo, le sacaba la mitra de la cabeza, diciendo: “Desnudamos tu cabeza de la mitra, ornato de dignidad pontifical y que enlodaste en el ejercicio de tu autoridad”.
A continuación, un acólito traía un evangelio y se lo ponía al depuesto en las manos. El oficiante entonces se lo retiraba diciendo: “Devuelve el Evangelio, porque, habiendo despreciado la gracia de Dios, te hiciste indigno del oficio de predicarlo”.
Después le sacaba el anillo: “Te arrancamos este anillo, signo de fidelidad a tu esposa la amada Iglesia de Dios, a quien temerariamente traicionaste”.
Otrosí: “Te quitamos el báculo, para que no te atrevas más a ejercer el oficio de dirigir que tan gravemente perturbaste”.
Y, finalmente, la parte más emotiva. Con el vidrio -sin filo, por supuesto- habiéndole quitado los guantes ceremoniales -las 'quirotecas'- le raspaba los dedos y las manos simbólicamente y decía: “En cuanto está en nuestro poder hacerlo, así te privamos de tu bendición sacerdotal y de tu unción episcopal, para que pierdas el honor y la gracia de santificar, bendecir y consagrar”.
También pasaba el vidrio por su frente: “Borramos de tu frente la consagración, la bendición y la unción que se te confirió, y te deponemos del orden pontifical para el cual te has hecho indigno”.
Al final, conmovido, lo exhortaba a la penitencia y al arrepentimiento y, si lo que había cometido era un delito común, lo entregaba al fuero civil”.


Desenmascarando a Bergoglio. 2° parte

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Hace algunos días, un lector del blog envió un comentario en el que decía que le parecía divertido que diez o veinte sedevacantistas se entretuvieran criticando al papa Francisco, a partir de lo cual un psicólogo freudiano encontraría un tendal de actos fallidos que dejan traslucir nuestras más oscuros deseos y pensamientos.
La cosa no es así:
- No somos veinte. En los últimos días, según las estadísticas de Blogger, el blog ha tenido cerca de las cuatro mil visitas diarias.
- No somos sedevacantistas. Reconozco que sería la solución más fácil, pero sería incorrecta.
- Me tiene sin cuidado lo que puedan pensar los psicólogos que practican el psicoanálisis o su pariente cercana, la psicoterapia simbólica, tan de moda por estos días en ciertos medios neocones. Al hombre se lo conoce y se unifica por lo propiamente humano, el logos, y no por la oscuridad del inconsciente.
Sin embargo, el comentario da pie para aclarar algo importante: el problema aquí no es la homosexualidad dentro y fuera de la iglesia. Esa tendencia existió siempre porque desde Adán y Eva el hombre carga con la caída original. Los textos de San Pedro Damián que publicamos ayer son bastante claros al respecto. El problema es el abordaje que está haciendo el papa Francisco sobre el problema. Y lo grafico del siguiente modo: María Magdalena era una pecadora pública y Jesús le dijo: “Mujer, levántate y no peques más”. Sin negar la particular gravedad que tiene el sexo contranatura, Dios perdona al pecador que se arrepiente y los cristianos tenemos el deber de recibirlo y acompañarlo. La Magdalena fue recibida, a pesar de su vida escandalosa, por los discípulos y se convirtió en unos de los personajes más importantes de la primera comunidad cristiana.
Pero la actitud de Francisco sería decirle a Magdalena: “Dale Male, levántate y seguí con tu vida, porque lo que hacés no es pecado”. No se pueden repartir grajeas de misericordina a los pecadores que no se arrepienten y no tienen firme propósito de cambiar de vida. Y esta enseñanza básica del catecismo es la que nos quieren cambiar.
El video de este post es una recopilación de tres entrevistas realizadas por periodistas serios –Ernesto Tenenbaum, CNN y Fox News- a tres epígonos de la reivindicación gay: Bruno Bimbi, el pastor luterano Andrés Albertsen y el “teólogo” Marcelo Márquez. Los testimonios son coincidentes entre sí y con lo que muchos católicos argentinos sabíamos y no decíamos para evitar el escándalo: el doble discurso del cardenal Bergoglio y su apoyo a la legislación progay. Causa indignación y repugnancia escuchar el modo en el cardenal primado argentino corría presuroso a pedir disculpas a los sodomitas por lo que, según él mismo, se veía obligado a decir por presión de los sectores conservadores de la Iglesia.
A quienes les interese conocer más profundamente el verdadero rostro de Bergoglio, pueden bajar desde aquí algunos capítulos del libro La Iglesia traicionada, del Dr. Antonio Caponnetto. (Para comprar el libro, aquí están las coordenadas)
Breaking news: Los medios de prensa de hoy nos informan que el papa Francisco le dijo ayer a un obispo: “Rezá por mí; la derecha eclesial me está despellejando. Me acusan de desacralizar el papado”. ¡Lo que nos faltaba! ¡Un nuevo San Bartolomé! Las diferencias son de detalles: mientras que el apóstol fue desollado vivo por los paganos armenios, Bergoglio lo es por los católicos tradicionalistas.

- Santo Padre, si usted estuviera desacralizando el papado, yo me preocuparía pero no gastaría tiempo y energía en mantener este blog, y lo mismo ocurriría con los cientos de sitios como este. El problema es que usted está desacralizando a la Iglesia y traicionado el mensaje de Cristo. El Señor le ordenó al apóstol Pedro, de quien usted es sucesor, que “confirmara a los hermanos en la fe”. Usted, en cambio, pretende cambiar la fe que recibimos de nuestros padres.

Lewis y Tolkien debaten sobre mitos y mentiras

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Recomendable video subtitulado por el Coronel Kurtz.
Para ver los subtítulos, deben tener actividad la opción desde la página de Youtube. Seguir este procedimiento: click en la "ruedita" de Configuración que aparece debajo y a la derecha de la pantalla del video. Y allí, tildar la opción "Subtítulos".

Synodi relatio factorum

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Se trató de un sínodo raro. “Un pequeño Vaticano II”, lo llamaron algunos y, probablemente, con su segunda parte que se espera para el año próximo, constituirá un punto axial para la Iglesia. Aquí propongo un breve y esquemático relato de los hechos, para que quede documentado (y en esto sigo aSandro Magister):
¿Qué tuvo de raro este sínodo si lo comparamos con los anteriores? Que se introdujeron escandalosamente temas que no estaban previstos o que estaba previsto que se introdujeran de otro modo. Tanto la apertura a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil – y, por lo tanto, la admisión por parte de la Iglesia de las segundas nupcias – como el impresionante cambio de paradigma en el tema de la homosexualidad introducido en la Relatio post disceptationem, no habrían sido posibles sin una serie de pasos hábilmente calculados por quien tenía, y tiene, el control de los procedimientos. Para entenderlo, basta recorrer las etapas que han llevado a este resultado, aunque el final provisional del sínodo - como se verá - no ha cumplido las expectativas de sus directores:
1) El primer acto tiene por protagonista al Papa Francisco en persona. El 28 de julio de 2013, en la rueda de prensa en el avión que lo llevaba de vuelta a Roma después de su viaje a Brasil, él lanza dos señales que tuvieron un impacto fortísimo y duradero en la opinión pública, y que han provocado un daño difícilmente calculable (y por el que Pontífice deberá dar cuenta al Juez Supremo cuando lleguen los “días de ira”): a) El primero, sobre el trato a los homosexuales: “Si una persona es homosexual y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”. El segundo, sobre la admisión de las segundas nupcias: “Un paréntesis: los ortodoxos siguen la teología de la economía, como la llaman, y dan una segunda posibilidad [de matrimonio], lo permiten. Creo que este problema - cierro el paréntesis - se debe estudiar en el marco de la pastoral matrimonial”.
2) Sigue en octubre de 2013 la convocatoria de un sínodo sobre la familia, primero de una serie de dos sínodos sobre el mismo tema en el arco de un año, con decisiones pospuestas al final del segundo de ellos. Como secretario general de esta especie de sínodo permanente y prolongado el Papa nombra a un nuevo cardenal con ninguna experiencia al respecto, pero muy cercano a él: Lorenzo Baldisseri, al lado del cual, como secretario especial, nombra al obispo y teólogo Bruno Forte, anteriormente exponente de relieve de la línea teológica y pastoral que había tenido su faro en el cardenal jesuita Carlo Maria Martini y a sus mayores adversarios en Juan Pablo II primero y en Benedicto XVI después: una línea declaradamente abierta a un cambio en la enseñanza de la Iglesia en campo sexual.
3) A la convocatoria del sínodo se asocia el lanzamiento de un cuestionario a nivel mundial con preguntas específicas sobre las cuestiones más controvertidas, incluidas la comunión a los que se han vuelto a casar y las uniones homosexuales. Gracias a este cuestionario - al que seguirá la publicación intencionada de las respuestas por parte de algunos episcopados de lengua alemana - se genera en la opinión pública la idea de que se trata de cuestiones que ya hay que considerar “abiertas”, no sólo en la teoría, sino también en la práctica.
4) Da prueba de esta huida hacia adelante, por ejemplo, la archidiócesis de Friburgo, en Alemania, dirigida por el presidente de la conferencia episcopal alemana, Robert Zollitsch el cual, en un documento de su oficina pastoral, anima al acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar sobre la simple base de una “decisión de conciencia”. Desde Roma, el prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, el cardenal Gerhard L. Müller, reacciona publicando el 23 de octubre de 2013 en L'Osservatore Romano una nota suya, que ya había sido publicada en Alemania, con la que vuelve a confirmar y explica la prohibición de la comunión. Sin embargo, su recordatorio no hace que la archidiócesis de Friburgo retire ese documento; al contrario, tanto el cardenal alemán Reinhard Marx como, con palabras más groseras, el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga critican a Müller por su “pretensión” de troncar la discusión en materia. Tanto Marx como Maradiaga forman parte del consejo de ocho cardenales llamados por el Papa Francisco para asistirlo en el gobierno de la Iglesia Universal. El Papa no interviene en apoyo de Müller.
5) El 20 y el 21 de febrero de 2014, los cardenales se reúnen en Roma en consistorio. El Papa Francisco les pide debatir sobre la familia y delega la relación de introducción al cardenal Walter Kasper, combativo defensor en los primeros años ´90 de superar la prohibición de la comunión a los casados en segundas nupcias pero derrotado, en esa época, por Juan Pablo II y Joseph Ratzinger. En el consistorio, a puertas cerradas, Kasper vuelve a relanzar las tesis de entonces. Numerosos cardenales se oponen, pero Francisco lo gratifica con grandes elogios. A continuación, Kasper dirá que había "concordado" con el Papa sus propuestas. Además, Kasper recibe del Papa el privilegio de romper la reserva sobre cuanto dicho por él en el consistorio, a diferencia de los otros cardenales. Cuando el 1 de marzo su relación sale publicada por sorpresa en el diario italiano Il Foglio, la misma relación está de facto ya en proceso de impresión en la editorial Queriniana. El eco de la publicación es inmenso.
6) A inicios de la primavera, para equilibrar el impacto de las propuestas de Kasper, la Congregación para la Doctrina de la Fe programa la publicación en L'Osservatore Romano de una intervención de signo opuesto de un cardenal de primer plano. Pero contra la publicación de este texto es prohibida por el Papa.
7) Sin embargo, las tesis de Kasper son objeto de unas críticas severas y razonadas por parte de un buen número de cardenales, que intervienen en distintas ocasiones en los órganos de prensa. En la vigilia del sínodo, cinco de estos cardenales vuelven a publicar en un libro sus intervenciones anteriores, complementadas con ensayos de otros estudiosos y de un alto dirigente de la curia, jesuita, arzobispo, experto en la praxis matrimonial de las Iglesias orientales. Kasper, con un amplio consenso de los medios de comunicación, deplora la publicación del libro como afrenta cuyo fin es atacar al Papa.
8) El 5 de octubre inicia el sínodo. Contrariamente a lo que se hacía en el pasado, las intervenciones en el aula no se dan a conocer al público. El cardenal Müller protesta contra esta censura. Pero en vano. “Una prueba más”, dice, de que “no formo parte de la dirección”. La central operativa del sínodo la forman los secretarios general y especial, Baldisseri y Forte, flanqueados por los que se ocuparán de la redacción del mensaje y la Relatio finales, elegidos por el Papa y todos ellos pertenecientes al “partido” del cambio, con a la cabeza su “negro” de confianza Víctor Manuel Fernández, arzobispo y rector de la Universidad Católica de Buenos Aires.
9) Que esta es la verdadera cabina de dirección del sínodo es algo que se hace patente de manera clamorosa el lunes 13 de octubre, cuando ante más de doscientos periodistas de todo el mundo, el cardenal delegado que figura como el autor formal de la Relatio post disceptationem, el húngaro Péter Erdõ, preguntado sobre los párrafos concernientes a la homosexualidad, se niega a responder y cede la palabra a Forte diciendo: “Quien ha redactado este pasaje debe saber qué decir”. A la petición de aclarar si los párrafos sobre la homosexualidad pueden ser interpretados como un cambio radical en la enseñanza de la Iglesia en materia, de nuevo el cardenal Erdõ responde: “¡Ciertamente!"”, marcando también aquí su desacuerdo. Efectivamente, estos párrafos reflejan no una orientación expresada en el aula por un número consistente de padres – como uno espera leer en una Relatio– sino las cosas dichas por no más de tres de ellos, sobre casi doscientos, en especial por el jesuita Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica, nombrado miembro del sínodo personalmente por el Papa Francisco.
10) El martes 14 de octubre, en rueda de prensa, el cardenal sudafricano Wilfrid Napier denuncia con palabras cortantes el efecto de la prevaricación llevada a cabo por Forte incluyendo en la Relatio esos explosivos párrafos. Esos, dice, han puesto a la Iglesia en una posición “irredeemable”, irreversible. Porque “el mensaje ya ha salido: esto es lo que dice el sínodo, esto es lo que dice la Iglesia. A este punto no hay corrección posible, todo lo que podemos hacer es intentar limitar los daños”. En realidad, en los diez círculos lingüísticos en los que los padres sinodales prosiguen la discusión, la Relatio sale al encuentro de una masacre. Empezando por su lenguaje touffu, filandreux, excessivement verbeux et donc ennuyeux ("denso, enrevesado, excesivamente verboso y, por lo tanto, aburrido"), como denuncia el despiadado relator oficial del grupo Gallicus B de lengua francesa, a pesar de que incluye dos ases de dicho idioma – y de sus contenidos igualmente vagos y equívocos – como los cardenales Christoph Schönborn y Godfried Danneels.
11) El jueves 16 se retoman las sesiones en el aula y el secretario general Baldisseri, que tenía a su lado al Papa, da el aviso de que las relaciones de los diez grupos no se harán públicas. Explota la protesta. El cardenal australiano George Pell, con físico y temperamento de jugador de rugby, es el más intransigente a la hora de exigir la publicación de los textos. Baldisseri cede. El mismo día, el Papa Francisco se ve obligado a integrar el pool encargado de escribir la relación final, e incluye al arzobispo de Melbourne Denis J. Hart y, sobre todo, al combativo cardenal sudafricano Napier. El cual, sin embargo, había acertado. Porque cualquiera que sea la desembocadura de este sínodo programáticamente privado de una conclusión, el efecto deseado por sus directores ha sido, en buena medida, alcanzado. De hecho, tanto sobre la homosexualidad como sobre el divorcio y las segundas nupcias, el nuevo verbo reformador incluido a pesar de todo en el circuito mundial de los medios de comunicación vale más que el favor que las propuestas de Kasper o de Spadaro han efectivamente recogido entre los padres sinodales.
12) Las votaciones del documento final no alcanzan la mayoría requerida para los párrafos más controvertidos. Y, en general, el documento suma muchísimos votos en contra. Esta situación, que en la votación parlamentaria de cualquier país, podría parecer intrascendente, para la Iglesia tiene un significado profundo. Como lo ha explicado el Prof. De Mattei, implica, al menos a nivel de votos, una profunda derrota del Papa y, en el fondo, un “cisma silencioso”.

El partido podrá durar mucho. Pero el Papa Francisco es paciente. En la Evangelii gaudium ha escrito que “el tiempo vence al espacio.

Synodi interpretatio factorum

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Luego de haber puesto en limpio en el post anterior el desarrollo de los hechos del sínodo pasado, intentemos ahora elaborar una interpretación de los hechos. Claro que, en esto de interpretar, hay varias posibilidades, y fundamentalmente se reducen a dos: la de los que dicen que el sínodo fue un ruidoso fracaso del papa Francisco, y aquello que aseguran que el “fracaso” no fue tal, sino de no es más que un paso de una táctica mayor pergeñada por el pontífice. Veamos la primera posibilidad, y tendré en cuenta lo que publicó hace algunos días el blog Unam Sanctam:
Cuando comenzaron a revolotear los primeros prelados por las calles romanas, algunos predecían que el sínodo no nos dejaría más que fuegos artificiales. Nadie podría haber predicho que más bien fueron disparos de artillería pesada los que el episcopado católico disparó contra la manipulación de Kasper, Baldiserri y Bergoglio .
1. Para aquellos que en el período previo a Sínodo predecían que sería un no-evento, aburrido y con nada para emocionarse, ahora podemos decirles: "¡Ja!" No sólo fue este Sínodo un evento extraordinariamente dramático sino, más aun, el choque eclesiástico más lleno de acontecimientos sucedido desde el Concilio Vaticano II”. El Sínodo marca un punto de inflexión en el pontificado del Papa Bergoglio y ha enviado un mensaje claro a los progresistas de todo el mundo: “No va a ser tan fácil como usted creen”. Por lo tanto, independientemente de lo que pensemos acerca de los documentos finales de la reunión, de ninguna manera debe descuidarse la importancia del Sínodo como un grave evento en sí mismo. En la obra monumental de Roberto de Mattei sobre el Vaticano II, se señala que el hecho fundamental de la reacción tradicional en la década de 1960 se debió a un enfoque centrado en los propios documentos y en la incapacidad de los conservadores de entender el Concilio como un evento. Esta vez no debemos cometer el mismo error, es decir, centrarnos exclusivamente en el texto de un documento e ignorar la importancia del Sínodo como un punto de inflexión en el desarrollo de la Iglesia.
2. Muchos neocones ahora están diciendo: "Te dije que la doctrina no cambiaría porque la doctrina no puede cambiar!". El problema es que los neocones nunca entienden adecuadamente el problema. La más grave que podía pasar era que la disciplina fuera socavada mientras que en los papeles la doctrina se mantuviera en intacta. Esto habría sido mucho más insidioso. Algunos se han referido a este Sínodo como la “Humanae Vitae II”; es decir, la inyección de una gran cantidad de esfuerzo para crear el impulso y la impresión de que un cambio doctrinal era inminente para sólo para encontrarse con que la tradición se reafirmaba, para gran disgusto de los progresistas idiotas que habían apostado por el “cambio”. Y esto es de hecho lo que pasó.
Sin embargo, a pesar de la ortodoxia de la Relatio Synodi, una gran de daño ya estaba hecho, porque se dio la impresión de que la admisión a la comunión de los vueltos a casar y la aceptación del llamado matrimonio homosexual están, al menos, abierto a la discusión. Esta es la razón por la que el cardenal Burke insistió tanto que estos temas particulares se saquen por completo de la mesa de discusiones.
3. Aunque la Relatio Synodi no es en última instancia lo más importante a considerar, merece cierta atención. La revuelta de los obispos garantizó que el producto final que emergió es, al menos ortodoxo, aunque hay que señalar que se nos hace indigerible el vocabulario humanista onda Vaticano II y los almíbares truchescos que aparecen a cada paso. Como dice Mundabor, el documento sufre la enfermedad del Vaticano II, pero no la enfermedad de Bergoglio, que es mucho más agresiva y mortal. Sí, la Relatio final podría haber sido más contundente, pero al menos la ortodoxia ha sido confirmada y el documento no es subversivo.
4. Seamos conscientes sin embargo, que si la Relatio Synodi no fue la sólita jerigonza subversiva de Bergoglio y lugares comunes modernistas, se debe a la protesta valiente de muchos obispos. Ellos son los verdaderos héroes del Sínodo, y fue un grupo que sorprendió a muchos. Burke, por supuesto, es digno de los más grandes elogios como el líder de la reacción, pero hay que destacar el cardenal Pell, quien a pesar de su aparente negación implícita del pecado original en su conocida entrevista con Richard Dawkins, se redimió por el fuego cerrado con que disparó contra Forte y Baldiserri. El Cardenal Müller también merece elogios. Aunque muchos tradicionalistas tenían serias reservas acerca de Gerhard Müller cuando asumió la dirección de la CDF en 2012, durante el Sínodo funcionó exactamente como se suponía que debía hacerlo en razón de su oficio: como perro guardián de la ortodoxia. Pero, ¿Son obispos ideales? ¿Estoy listo para aclamar Müller, Pell y Napier como las vanguardias de la tradición? Por supuesto que no. Pero cuando realmente llegó el momento - cuando estuvieron entre la espada y la pared – pelearon como caballeros, algo bastante extraños en los ámbitos episcopales, y debemos ser agradecidos.
5. Si bien se lo ve, la dinámica del sínodo fue la opuesta a la del Concilio Vaticano II, en la que un grupo de padres conciliares arrastró al Concilio en una dirección progresista, no del todo prevista por el Papa, quien por debilidad o indecisión, no pudo detenerlo. El Sínodo, en cambio, tuvo al Papa y unos pocos de sus falderos como conspiradores que trataron de empujar una agenda liberal en contra de la voluntad de la inmensa mayoría de los obispos. Más que cualquier otro cardenal, Burke surgió como una voz clara y potente a favor de la ortodoxia y la tradición. A pesar de su degradación, Burke alcanzó un liderazgo tal en el Sínodo que puede elevarlo a la categoría de un Papabile en el próximo cónclave.
6. Por otro lado, aparentemente la mayoría de los padres sinodales están “furiosos e indignados con el papa Francisco” por las tácticas de manipulación que implementó en el Sínodo, y estos obispos no son cualquiera sino que son los obispos y cardenales más importantes en el mundo. Es muy posible que ya se están dando cuenta de que Francisco es un gran desastre para la Iglesia, e incluso aquellos que lo votaron en el cónclave, hoy no lo haría después de presenciar la auto-demolición de la fe y de la moral católica casi cumplida en estas últimas semanas. Estos cardenales "furiosos e indignados", muy probablemente no votarán por un bergogliano en el próximo cónclave, sino más bien por un hombre que pueda claramente, poderosamente y caritativamente enseñar dogma católico como Burke. Quienes oramos por el Papa Burke en 2013, irónicamente, podríamos tener muchas más posibilidades en la era post-Bergoglio.
7. Si la credibilidad de Burke fue inesperadamente aumentada, la de Kasper fue demolida de forma inesperada. Y me refiero a que fue destruida. Kasper se terminó. ¡Qué ironía deliciosa! El evento tan cuidado y tan minuciosamente coreografiado, en el que Kasper esperaba celebrar su triunfo supremo, terminó siendo el motivo de su última humillación y ruina. La teología de Kasper es un hazmerreír y nunca podrá ser tomada en serio de nuevo, al menos no por los obispos. Al leer los comentarios infames de Kasper hacia los obispos africanos, resulta claro que el alemán sostiene el argumento de que la Iglesia en África no está en condiciones de hablar a los obispos occidentales sobre cuestiones morales ya que la Iglesia africana lucha con sus propios problemas morales, como la poligamia y “matrimonio gradual”. La suya fue una manera sutil de decir “limpien su propia casa antes de preocuparse por la nuestra”. Esta posición, sin embargo, es extremadamente valiosa, precisamente porque aquellos católicos que tienen que pelear contra perversiones como la poligamia y los matrimonios graduales, tienen al mismo tiempo una mayor decisión en la defensa de los valores de la familia católica occidental. Su testimonio es más valioso, y no menos, porque tienen una comprensión más aguda de lo importante que es el matrimonio tradicional. Esta es la razón por lo que los comentarios de Kasper fueron tan insultantes.

Termómetro

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Se trata de tres minúsculos acontecimientos que funcionan a modo de termómetro del estado de ciertos sectores de la Iglesia.
Los tres hechos tuvieron lugar en las últimas veinticuatro horas y todos en el mismo lugar: el seminario de una importantísima arquidiócesis argentina.

Episodio uno: el abad del monasterio benedictino más importante del país, por quien yo siempre guardé un venerable respeto, pronuncia una conferencia que podría, en términos generales, titularse: “La glosa del papa Bergoglio a Doroteo de Gaza". Comienza diciendo que el Santo Padre conoce de memoria a este Padre de la Iglesia y plantea su hipótesis: el repetido pedido que hace Bergoglio a todos quienes se acercan a él “Recen por mí”, es el lógico desenlace teológico del profundo conocimiento que el pontífice posee de Doroteo. Y justifica su disparate citando varios textos. Al finalizar su conferencia, hace la siguiente afirmación: “Lo único que no cambió el Vaticano II del oficio divino fue la invocación inicial: Dios mío, ven en mi auxilio. Y es justamente esto lo que debería cambiarse. Ya no es ven en mi auxilio, sino Dios mío, auxilia a mi hermano, porque al auxiliar a mi hermano, me auxilias a mí
Hay que ser muy chupamedias, o muy ingenuo o muy estúpido para decir lo que este monje dijo. Hasta la señora que limpia el piso de cualquier parroquia de barrio sabe que Bergoglio es una persona escasamente alfabetizada. Este reverendísimo abad, lo convierte en un insigne patrólogo. Recuerdo, como conclusión, un hecho ampliamente conocido en el Vaticano y que cualquiera de ustedes puede comprobar: Bergoglio se ha referido en varias ocasiones –la primera de ella en el discurso a los cardenales inmediatamente después de su elección, luego el 19 de mayo de 2013 o el 4 de octubre del mismo año- al Padre que de la Iglesia que define al Espíritu Santo como: “Ipse harmonia est”. Pero hay un problema: no existe un Padre de la Iglesia que haya dicho esa frase. Incluso en la Santa Sede, donde se organizan todos los discursos papales para su publicación en las Acta Apostolicae Sedis, no lo han encontrado y no les queda opción, entonces, que dejarla sin incluir la obligada referencia a pie de página.
- Señor Abad, el único Padre de la Iglesia que el Papa Bergoglio conoce es el que él mismo se inventó.

Episodio dos: conversación en la que participan más de una decena de sacerdotes argentinos y chilenos. Hay progres moderados y paquetes y neocones paquetes. Todos ellos con doctorados y profesores en importantes facultades de teología. 
Uno de ellos lee un mail que le acaba de llegar. Dice "El padre X (nombra a un conocido canonista argentino que integra la Rota Romana) me dice que Francisco creo el 20 de septiembre, antes del sínodo, una comisión de canonistas para elaborar un proyecto a fin de acelerar las causas de nulidad matrimonial". Dice alguien: “¿Esperaban la resistencia de los conservadores durante el Sínodo?” “Sí, claro que se esperaba”, responde. “Va a ser difícil. El problema es que los que asesoran al papa están haciendo las cosas mal. Van a ir por lograr un cambio en la práctica pastoral dejando la doctrina tal como está. Y lo que hay que hacer es cambiar la doctrina porque, si no se cambia, en trescientos o cuatrocientos años, pueden volver todo atrás”.

Episodio tres: misma conversación, un poco más tarde. Quien habla es un sacerdote con llegada habitual, o más bien diaria, al Santo Padre. “Lo último que me dijo antes de venir es que rece para que pueda hacer cambios profundos y definitivos en la Iglesia de modo tal que nunca más puedan ser modificados".


Francisco va por todo. 

El fin del papado

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No se inquiete el ultramontano lector o el cultor de la Cosa Blanca. No se regocije de más el apocalipticista expectante de castigos ajenos y júbilos atroces. No estamos anunciando la extinción del Primado. Bajo este título queremos cobijar algunas reflexiones que el tsunami Bergoglio, en calificación de Piqué, ha provocado a la dignidad más noble de la tierra. Básicamente, postulamos que con Bergoglio finaliza una tipología de Papado que lleva medio siglo de vigencia; papado que comienza con los papas reformadores de Trento, que tiene como antecesor el papado renacentista y a San Pío V como arquetipo.
Como San Luis a la monarquía francesa, San Pío V le dio a sus sucesores, junto con la consolidación del hábito blanco ya incoado por el Beato Inocencio V, primer papa dominico,  cierto halo que había sido desdibujado en el fatídico siglo XV y XVI. En San Pío V se conjuga la santidad con el hombre de acción, el reformador de las costumbres con el restaurador de la liturgia, el papa omnisciente (se dice que vio desde la ventana de su oficina la victoria de Lepanto) con el papa impecable, en fin, el líder de la Cristiandad en su canto de cisne. La canonización, en 1712, fue un sello tan marcado que nadie más osó repetirla en los siguientes dos siglos y medio. El modelo de papado piano, decimos, se extendió por casi quinientos años, en un derrotero desigual pero con determinaciones básicas. El papa es un personaje hierático, superior, un tanto lejano, casi sin características peculiares. Las pocas que se muestran suelen ser excepcionales y mueven a admiración. No tienen vida privada, no tienen casi vida anterior. Son castos e impecables, de un hablar inmaculado (alguno recordará al muy ingenioso Benedicto XIV y sus malas palabras – pues por eso llamaba la atención). En suma, llevan con más o menos dignidad el título de “Santísimo”, y como custodios supremos de la fe, las costumbres y la liturgia romana, ejercen un efecto conservador y moderador.
Que la exacerbación de estas características, a partir de Pío IX, preanunciaba la decadencia es algo a lo que nos tiene acostumbrados el estudio de la historia de las instituciones humanas o divinas. La proclamación del dogma de la infalibilidad papal llevó al paroxismo el culto al papado, sobre todo cuando la interpretación maximalista, incluso contra la letra del Vaticano I, prevaleció como el “espíritu del Concilio”. La pretensión de un magisterio omnímodo, incurso en todo tipo de materias, llevó a una inflación y a una consecuente devaluación de la palabra pontifical. En suma: la exacerbación piononesca, con la difusión de la interpretación maximalista del dogma de la infalibilidad, la inflación magisterial paceliana, el reformismo destructor montiniano y finalmente el espectacularismo wojtiliano que conjuga todas estas facetas son la esclerotización del paradigma que comenzó a sufrir fuertes inconsistencias. Pero con flancos vulnerables, el esfuerzo por asegurar cierta trabajosa hermenéutica de la continuidad en materia doctrinal siguió hasta Benedicto. La impecabilidad personal, notoria en tantos papas cuando no había Internet, también se reforzaba con las características generalmente austeras (si los comparamos con los papas renacentistas) de los candidatos elevados al Solio. Finalmente, el character extraordinario de los hombres que desempeñaban dicha dignidad se mantuvo durante siglos. Ciertamente el más mediocre de los papas de este período descollaba en cualquier asamblea de obispos. Llevaban con dignidad la Dignidad, hasta en sus expresiones faciales, en cierta calma mayestática y señorial que conmueve, por ejemplo, cuando uno ve en una primera filmación la bonhomía cordial de León XIII. Y cuando excepcionalmente un papa era una medianía, al menos era discreto y se envolvía en las vestes pontificales y en el silencio o recurría a un atlético despliegue de sus dotes de actor o estrella mediática, con, por ejemplo el carisma abrumador de Wojtyla. Hay que recordar que esta época se cierra, ay, con un teólogo. No con un profesor de teología: con un teólogo original, lo cual es extraordinario.
Nos excusamos de comparar este modelo pasado con el actual pontificado y repetir los hechos cotidianos: la pérdida de la seniority, del magisterio, de todo, en suma, engullido por un liderazgo personal populista y plebeyo que parece no tener límites a la ordinariez y el disparate, es palmaria. Intente el lector, simplemente, apelar en su mente “Santísimo” al actual Sucesor de Pedro –herencia de los tiempos en que el papa salía de Roma con la custodia en el pecho-, sentirá una inadecuación tan fuerte como hacerlo con Juan XII o con Alejandro VI. Piense en esta diarquía insólita, monstruosa, que amenaza con más cabezas que el Cerbero, si la geriatría sigue progresando. Advierta que hoy el papado, el órgano conservador por excelencia de la Iglesia, se ha transformado en cabecilla de la facción revolucionaria.
Si Bergoglio es un cisne negro, una singularidad que no romperá el molde de esta tipología pontifical que hemos descripto no lo sabemos con certeza. Pero intuimos que con él culmina y se acaba el papado moderno. De hecho, no podría haber Bergoglio sin Pío IX, sin Pablo VI y sin Juan Pablo II. Ya la hipertrofia de este modelo, decíamos, preanunciaba, incoaba, la decadencia.
Pero el final es una ruptura descomunal, geológica. Entre Bergoglio y sus antecesores hay una sima que ninguno puede trasponer. Ha dilapidado un capital enorme, como un nuevo Hijo Pródigo de innumerables Padres. Diríamos que ha llevado a la quiebra al Patrimonio Moral de San Pedro, si la piedad nos impidiera creer que esto es posible o definitivo.

Desgraciadamente, Benedicto, que había comenzado a desenredar trabajosamente la madeja, no pudo, no supo o no quiso.  Con casi seguridad, no pudo. 

Ludovicus
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