No sé si fue un sueño o una pesadilla, pero, como suele suceder en estos casos, era todo muy raro: partes muy lógicas mezcladas con disparates sin cuento, sensaciones fuertes con saltos perfectamente idiotas que todo lo despatarran. Y como pasa siempre en estos casos, si lo puedo contar es porque falsifico la cosa: lo pongo con (cierto) orden y concierto, pero el sueño era mucho más desordenado que eso.
Se me apareció un joven de 18 años y era yo mismo, que ahora tengo unos cuantos más (42 más, digamos la verdad). ¿No era Nieztsche el que decía que el niño es el padre del hombre? Bueno, entonces, en cierto modo, aunque yo tenga 60 y el 18, él era mi padre.
Nos separan cuarenta y dos años y él era yo, y yo… bueno, alguna vez fui como él. Mejor dicho, había sido él, y ahora soy otro. Era más bien rubio y ahora soy puras canas. Aquel era más bien bueno y yo estoy lleno de pecados. Él jugaba al rugby y yo no puedo correr ni media cuadra. De su cuerpo no conservo ni una célula. Mi alma es enteramente distinta. O a veces eso me parece. Pero no, no quiero volverme loco, sigo siendo él, el mismo tipo, conservo la misma identidad (pero soy distinto, no sé si me siguen).
Se siguió el siguiente diálogo:
- Hola. Soy Jack.
- Ya sé, yo también.
- ¿Qué edad tenés ahora?
- 60.
- ¡A la pucha! Nunca pensé que llegaría a tan viejo…
- Tampoco yo.
- ¿En qué año estás ahora?
- 2015.
- ¡Ahhh! Quiere decir que llegaste al 2000…
- ¿Al 2000?, ¿Qué importancia puede tener eso? Y sí, ya pasaron quince años.
- No, bueno, porque ahora todo el mundo está hablando de que hay que "llegar" al 2000, que cuando "ingresemos" al 2000, no sé… todo el mundo habla de eso. Y yo quiero saber qué va a pasar.
- Quedáte tranquilo, no va a pasar nada. Salvo la estupidez esa del virus de las computadoras.
- Pero ¿de qué hablás? ¿Cómo una computadora va a tener un virus?
- Claro, no, tenés razón: dije una estupidez. Pero no, en el 2000 no va pasar nada, sino que todo se va a poner peor.
- No me digas que los rusos van a ganar la guerra fría.
- No, la perdieron. Ganó el "mundo libre".
- ¡Fenómeno! Quiere decir que los yanquis van a ganar en Vietnam.
- No, ahí perdieron.
- ¿Cómo? No entiendo nada. Los yanquis le ganaron a los rusos pero perdieron con Vietnam? ¿Y a pesar de eso el comunismo no se va a imponer?
- Y no, al final… qué sé yo. Al principio los yanquis perdieron un poco pero al final ganaron… como por cansancio, te diría.
- Entonces en la Argentina la guerrilla también perdió…
- Sí, claro. La guerrilla también va a perder. Y después van a ganar. Ahora, prácticamente gobiernan la Argentina.
- Mirá, yo soy chico y entiendo poco, pero me estás hablando en monsergas… ¿cómo que la guerrilla va a perder y luego va a gobernar?
- Bueno. Va a perder militarmente, y luego va a ganar culturalmente.
- No entiendo nada.
- Un día vas a entender.
- ¿Te casaste?
- Sí.
- ¿Con quién?
- La vas a conocer en un par de años…
- Porque no sé si sabés que recientemente mi novia me pateó y no sé si no hacerme cura o qué diablos…
- Lo sé perfectamente.
- ¡Ah!, entonces, ¿qué tengo que hacer?
- No me toca a mí decírtelo. Sólo puedo decirte que al final todo va a salir mucho mejor de lo que te imaginas.
- ¿Y tenés hijos?
- Sí, unos cuantos.
- ¿Y vivís en la Comarca?
- Claro.
- ¿En una casa con jardín?
- En efecto.
- ¿Y es tuya?
- Ahá.
- ¿Y cómo hiciste para comprarla?
- Es una historia larga. Hubo parte de suerte, parte de milagro, parte de tesón, parte de bienveillance de otros.
- Y… ¿sos feliz?
- Es una pregunta impertinente. No pienso contestarte.
- ¿Por qué?
- Bueno, está bien, sí, te voy a contestar: relativamente feliz, todo lo feliz que se puede ser en este valle de lágrimas. Supongo que no hay nadie en este mundo que sea más feliz que yo… o, bueno, qué sé yo… Eso parece presunción, cuando no autocomplacencia. Está mal. Tampoco soy enteramente feliz… no, como dije, es una pregunta impertinente. Y luego, está lo de Bloy, ¿no?, que todos tenemos la tristeza…
- … de no ser santos. Sí, eso ya lo leí. Y que sufrir pasa, pero que haber sufrido, no. ¿Seguís siendo fanático de Castellani, de Pieper, de Lewis, de Chesterton?
- En efecto. Casi no leo a otros autores.
- ¿Después de cuarenta años no descubriste otros autores que te puedan así?
- Unos pocos. Pero lo que leí a tu edad me sigue pegando más que nunca. Y los sigo releyendo…
- Suena un poco aburrido…
- Sí, bueno. Ya verás que eso no tiene nada de aburrido. Que, al contrario, cada vez uno les va encontrando más miga.
- ¿Qué pasa en la Iglesia ahora, los progres siguen ganando?
- Esa es difícil de contestar... Te diría que siguen ganando, pero que año a año retroceden un poco más, porque su avance significa la disolución de todo... son como Atila que por donde pasaba luego el pasto no vuelve a crecer. Cuento corto: sí, siguen ganando, a pesar de todo, de la caída estrepitosa de vocaciones, del vaciamiento de los seminarios, de la quiebra de las universidades católicas, del fracaso de las misiones, de las estupideces que se repiten una y otra vez, una peor que la otra… sí, así interpretado, puede decirse que los progres siguen ganando. O que ellos creen que están ganando y a fe mía, eso parece.
- ¿Tienen un Papa bueno?
- El peor que hubo en muchísimos siglos. Quizás el peor de todos.
- ¿No estás exagerando? ¿No será que te has vuelto pesimista en extremo con los años?
- No. No exagero.
- ¿Y se acabó la liturgia pastelera?
- No, eso no se acabó. Eso sigue multiplicándose por el mundo, con inventos, creaciones, mamarrachos sin cuento: misas con globos, con payasos, con mujeres desvestidas… qué sé yo. Y mucho más. Misas candomberas, desecraciones… cosas blasfemas.
- ¿Y la devoción a María?
- Volvió un poco gracias a un Papa polaco. Pero ahora se conserva sólo entre los tradicionalistas; que son pocos.
- ¿Qué mejoró en la Argentina en estos últimos cuarenta años? ¿Está todo más limpio, más ordenado, los trenes funcionan mejor, hay más trabajo, la gente está más contenta, hay menos burocracia, más alegría de vivir, más entusiasmo por las cosas buenas?
- No. Está todo peor, bastante peor. Está todo más sucio, hay más desorden, los trenes funcionan peor, conseguir laburo… bueno, eso va y viene, la gente ciertamente no está más contenta, ya nadie canta, ni siquiera los porteros…
- No me digas que Buenos Aires es como la "Villa Desesperación" que profetiza Castellani…
- Vos lo sabés bien, a pesar de tu edad. Castellani es un profeta.
- Pero… no puede ser… suena a insoportable.
- Y en cierto modo lo es. Por eso te dije que tu pregunta sobre la felicidad mía (y tuya) era impertinente….
- ¿Tenés buena salud?
- Excelente.
- ¿Seguís tocando la guitarra?
- A veces. Cada vez menos.
- ¿Seguís viendo a los amigos?
- A algunos. Al que veo siempre es a Z que vive a dos cuadras de acá.
- No te puedo creer. ¿Se recibió de médico? ¿Se casó? ¿Tiene hijos? ¿Todavía tocan juntos?
- Sí, sí, sí y sí. A veces.
- Eso suena a una vida feliz, casa propia en la Comarca, hijos, amigos de toda la vida, música, el comunismo vencido… no entiendo por qué decís que no sos feliz del todo. ¿Qué pasa? ¿No te llevás bien con tu mujer, con tus hijos?
- No es eso. Aparecieron cosas nuevas en el mundo, cosas horribles, innombrables, terroríficas, que no te voy a decir porque desesperarías…
- ¿Qué cosas? ¿Cosas como la droga?... No me imagino a qué te referís.
- Son cosas inimaginables en 1972. Ni a Castellani se le ocurrió que podían pasar… cosas de las que en 1972 se hacen chistes y que ahora son realidad. Realidades sobre las que nos advirtió San Pablo: “Esas cosas ni se nombren entre ustedes.”
- Ay, no me acuerdo de esa cita, pero ahora la voy a buscar... ¿Qué chistes?
- El chiste del inglés que aparece en la Argentina y le preguntan por qué vino. Y dice que se fue de Inglaterra porque la homosexualidad antes estaba prohibida, que ahora estaba permitida y que se rajó antes de que fuera obligatoria…
- Ja, ja.
- Sí, bueno, ahora no te reirías, te lo aseguro.
- ¿Me vas a decir que es obligatorio eso? ¿Cómo?
- Cambiemos de tema.
- Bueno. ¿Seguís escribiendo?
- Sí, más que a tu edad.
- ¿Y, qué tal? ¿Tenés éxito?
- No. Algún que otro succès d'estime, quizá, pero no.
- ¿Qué pasa? ¿No mejoraste un poco en eso?
- Puede que sí. Pero está difícil publicar. Y cada vez hay menos lectores.
- ¿Es por la tele que pasa eso?
- La tele y un millón de cosas más que ahora no te puedo explicar. Y la gente cada vez tiene menos tiempo y cada vez presta menos atención y cada vez entiende menos… bueno, algo así.
- Decíme, ¿el seminario de Paraná, va a andar?
- Sí. Va a andar. Y después los obispos lo van a disolver. Y después van a hacer otro en otro lugar, y se va a disolver, pero esta vez no por culpa de los obispos…
- Pero, ¿el P. Sáenz sigue con su trabajo?
- Sigue con su trabajo, sigue en la Compañía y sigue haciendo mucho bien. Pero de seminarios, mejor ni hablar.
- ¿Y el P. Ezcurra?
- El P. Ezcurra se murió hace unos veinte años atrás. En olor de santidad, claro.
- Me imagino. Y decíme, ¿cómo le fue al Abbé de Nantes y la Contrarreforma del s. XX?
- Lo perdí de vista. Y además, estamos en el s. XXI.
- Ahá. ¿Y Mons. Lefebvre? ¿Continúa con su obra?
- También se murió. Pero sí, se puede decir que su obra continúa.
- ¿Y el Opus Dei? ¿Se murió Escrivá de Balaguer?
- Sí, se murió. Pero lo cano…, bueno, mejor que ni te enteres, hay cosas que no conviene que sepas.
- ¿Qué pasó con el progreso tecnológico? ¿Hay ciudades en la luna, autos voladores, cura para el cáncer, se prolongó la vida del hombre?
- No, no, no y sí. Pero no se prolongó la vida del hombre. Se prolongó la vejez.
- ¿Y la gente está más contenta?
- Ya te dije que no.
- ¿Qué cosas están mejores, qué cosas andan mejor entonces?
- Y… qué sé yo. Es más fácil y barato conseguir libros, escuchar música, ver películas, hay mejores remedios para las dolencias menos graves… las aspirinas funcionan en serio, por ejemplo. Y las mujeres están felices porque pueden hablar por teléfono todo el día, cuando no se mandan text… bueno, qué sé yo. Esas sí que andan más "comunicadas". Pero miento, tampoco eso las hace más felices.
- ¿Es difícil envejecer?
- Muy.
- ¿Le tenés miedo a la muerte?
- Cada vez más.
- ¿Progresaste en la vida espiritual?
- Me parece que no. Pero esa es una pregunta típica tuya. Y es una pregunta estúpida, perdonáme que te lo diga. Y ciertamente no soy yo quien pueda contest…
Ahí fue que me desperté. Se terminó el sueño/pesadilla. Me quedé con los recuerdos de lo bobo que era (y también de la parte buena que había en mí). Si progresé en la vida espiritual… ni siquiera sé qué cosa es la vida espiritual… pregunta boba si la hay, menos mal que terminó el sueño.
¿Había sido así de bobo por entonces?
No sé, la verdad es que ni me acuerdo (o no quiero acordarme).
Mejor, me voy a laburar.
Jack Tollers