He pecado más
que la prostituta, oh amado Señor, / y sin embargo nunca
te he ofrecido mis lágrimas. / Pero
en silencio me postro ante Ti / y con
amor beso Tus pies purísimos, / suplicándote
como Maestro que me concedas la remisión de
de los pecados; / y clamo a Ti, oh Salvador: // Líbrame
de la suciedad de mis obras.
Kontakion del oficio bizantino del Miércoles Santo