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Instrumentum doloris

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La semana pasada se conoció el Instrumentum laboris del sínodo sobre la sinodalidad que se desarrollará durante dos años, comenzando el 4 de octubre próximo. Los medios católicos han publicado ya varios análisis sobre el larguísimo escrito. Recomiendo esta entrada del blog Missa in Latino donde están los link a varios de ellos (en italiano). No es cuestión, entonces, de repetir lo que ya ha sido dicho, y bien dicho, pero sí podemos proponer algunas reflexiones marginales.

La primera es la más obvia: todo esto es un dèjá vu, una versión remixada de todas las iniciativas del pontificado francisquista, propuestas en un orden ligeramente diverso y en esta ocasión con un nuevo aditivo que aparece a cada rato en el documento y que se percibió permanente en las respuestas de los cardenales Hollerich y Grech durante la conferencia de prensa de presentación del cartapacio. Y me refiero al carácter onanista de toda esta pantomima, pues ya no se trata solamente de los consabidas prédicas sobre los homosexuales con ganas de amarse, los casados con ganas de divorciarse y los curas con ganas de casarse —es decir, un intento de abrogación del sexto mandamiento—, de las mujeres con ganas de ordenarse sacerdotes y de la Madre Tierra sin ganas de ser violada, sino que, nos dicen, lo más importante del sínodo es la misma sinodalidad. Es el caminar por el puro hecho de caminar, sin pensar adónde nos conduce ese camino; es el “hecho de caminar juntos e interrogarnos sobre el sentido de esta experiencia”, dijo el cardenal Grech. Un ejercicio onanista, concebido por un político desaprensivo como el papa Francisco, que saca continuamente conejos de la galera para conservar una cierta iniciativa en una Iglesia en fase de disolución; una suerte de masaje cardíaco sobre un pontificado agonizante que le permite, aunque más no sea a base estertores, mantener la apariencia de vitalidad, sin el menor cuidado por las consecuencias que provocarán los medios que se utiliza para tal fin.

Porque otro hecho bastante evidente para cualquier observador, es que este sínodo es otro de los “regalitos” que Francisco dejará a su sucesor (una práctica frecuente de las últimas semanas: Mons. García Cuerva, “regalito” para los fieles de Buenos Aires; Mons. Cobo Cano, “regalito” para los fieles de Madrid y el padre Terlinden, “regalito” para los fieles de Bruselas). Lo verdaderamente importante y definitivo de los sínodos es la exhortación apostólica post-sinodal, promulgada por el Sumo Pontífice con la enseñanza propiamente magisterial que deja la asamblea, habitualmente un años después de finalizada. Es decir que tal documento debería conocer la luz hacia fines de 2025. Y la edad y las dolencias del papa Francisco sugieren que para esas épocas ya habrá dejado este mundo, o estará en los preparativos finales. “Que se las arregle el que venga”, dice él siguiendo la permanente táctica de los gobiernos peronistas, que bien conocemos en Argentina: durante sus periodos de gobierno gastan, dispendian y se endeudan a fin complacer a las masas y a sus propios bolsillos, y luego dejan el “regalito” de arreglar los entuertos que provocaron a los gobiernos que los suceden. 

El 8 de julio de 2013, poco más de cien días después de la elección de Bergoglio, decíamos en este blog que el naciente pontificado se caracterizaba por “la ausencia de hechos y de discursos teológicamente consistentes y, sobre todo, connotantes, los que se suplen por los cotidianos bergoglemas que terminan por no decir nada”. Pasados ya casi cuatro mil días debemos decir lo mismo, y el instrumentum laboris lo corrobora. El papa Francisco comenzó su carrera romana con tres o cuatro pobres ideas disruptivas, a fin de presentarse como el papa que venía a renovar la Iglesia y encarnar el liderazgo del progresismo en el mundo y, llegado ya al fin de su carrera, encontramos que continúa insistiendo con esas mismas tres o cuatro ideas gastadas (ideas y no hechos, porque la sinodalidad está sólo en las palabras; en los hechos, el suyo es un pontificado dictatorial), apresura el paso de la Iglesia hacia su disolución final y de su pretendido liderazgo planetario no quedan más que monerías lamentables (basta ver el ineficiente por inexistente rol jugado en la guerra de Rusia y Ucrania, más allá de sus cacareos, de los que tuvo que salir a salvarlo el cardenal Zuppi). Como decíamos al comienzo, un dèjá vu; las temas y hasta las palabras que aparecen en el instrumentum laboris podrían haber sido elencadas hace diez años sin necesidad de ser un profeta. 

Finalmente, y como ha sido destacado por varios comentaristas, el instrumentum labori (sí, con ese grosero error de ortografía latina apareció en su primera versión) es un documento destinado a la lectura de sólo unos pocos ascéticos especialistas. Ningún fiel católico, de mediana piedad y salud mental, se sentará en su casa a leer con unción semejante mamotreto, acorde a la producción de toneladas inauditas de palabras que no dicen nada que hemos visto en los últimos años. Y será de ver el espectáculo de prelados, sacerdotes, monjas, laicos y laicas “trabajando” con esos folios. Se ha anunciado que las reuniones se tendrán no ya en la Sala del Sínodo sino en el Aula Pablo VI, a fin de poder colocar numerosas mesas en torno a las cuales se reunirán los equipos de trabajo integrados por doce personas cada uno. Este ordenamiento topográfico, explica el P. Giacomo Costa, “facilita la dinámica de la conversación en el Espíritu”. No sería extraño que un grupo de expertas en ciencias de las educación pidieran a los padres y “madres” sinodales que expresen sus ideas y sentimientos a través de animalitos amasados en plastilina, elaborando en conjunto un afiche y finalizando con una teatralización. Cosas de los soplos del espíritu. 

Tal como ocurrió con el sínodo de la Amazonia, que sumió a la Iglesia en un gran stress para llegar a nada más que al grotesco espectáculo de la Pachamama paseándose por la basílica de San Pedro (y por el Tíber), este año tendremos otro patético vodevil pontificio destinado, como todo este pontificado, a provocar escándalo a los fieles y daño a la Esposa de Cristo. 


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