John Henry Newman, Carta a Pusey. La devoción a la Virgen María en la tradición de la Iglesia, Introducción, traducción y notas de Rubén Peretó Rivas, Encuentro: Madrid, 2022.
Acaba de aparecer una de las pocas obras de San John Henry Newman que aún no había sido traducida al español: Carta a Pusey. La devoción a la Virgen María en la tradición de la Iglesia, publicada por Encuentro en España y, próximamente, por Ágape en Argentina.
Es una obra del estilo de la Carta al duque de Norfolk, en la que John Henry Newman desarrolla un apasionado y breve tratado a modo de respuesta al Eirenicon, un largo volumen escrito por su amigo Edward Pusey. Su intención es insistir en la legitimidad del puesto de María en la teología católica y lo hace recurriendo a la fuente que Pusey no podría sino aceptar: la Patrística.
Dice la introducción: «Cuando Mary, su hermana menor, le preguntó por qué le parecían tan importantes los Padres de la Iglesia, Newman respondió que porque poseían y expresaban un conocimiento de primera mano de los objetos de la Palabra de Dios. Y por eso, para él como para los Padres, la teología y la espiritualidad no son cosas diferentes que transcurren por caminos o vías diversas, sino que son dos caras distintas pero complementarias de una misma realidad. Y ambos aspectos, su conocimiento de los Padres y su espiritualidad, quedan de manifiesto en la Carta a Pusey y se orientan a demostrar la legitimidad del culto a la Virgen María y su devoción por parte de los católicos».
Newman procura responder las objeciones que los anglicanos y protestantes en general hacían y hacen acerca de la fe y de la devoción que los católicos profesamos a Nuestra Señora. Y a eso dedica los primeros capítulos de la carta. Luego desarrolla, a partir de los escritos de los Padres de la Iglesia, los motivos por los cuales María fue concebida sin mancha de pecado original y por qué es Madre de Dios, el título más alto e impensado al que cualquier criatura podría aspirar. Newman desarrolla, además, las razones de uno de los títulos más antiguos que los primeros cristianos le atribuyeron a María: Ella es la Segunda Eva.
Newman hace una importante distinción: una cosa es la fe en María y sus prerrogativas, las cuales siempre se han conservado en el Depósito de la Fe y, en todo caso, no han hecho más que desarrollarse armonicamente en el tiempo, y otra la devoción a Ella, que está atada a la historia y a la cultura de cada pueblo, que elige diversos modos de honrarla. Es así entonces que algunas formas de devoción pueden parecer extrañas o exageradas para algunas culturas y, en cambio, naturales para otras.
El mismo Newman añade al final de su breve tratado una serie de anexos que documentan y reafirman las tesis mariológicas que ha sostenido. El traductor, además, incluye una extensa introducción contextualizando la obra y numerosas notas que ayuda a la comprensión del texto.
En definitiva, un nuevo e interesante aporte al mundo hispanohablante para profundizar en el conocimiento de la enseñanza del gran John Henry Newman.
Antonio Caponnetto, El último gobierno de Sancho, Bella Vista Ediciones: Buenos Aires, 2022.
Es conocida en el ámbito argentino la fecundidad del Prof. Antonio Caponnetto cuyas obras pueden llenar fácilmente un extenso anaquel de cualquier biblioteca. Y recorren varios tópicos, tales como los diversos aspectos del revisionismo histórico, la pedagogía —conocida es su serie de cuatro volúmenes dedicados a los educadores católicos— y ensayos y denuncias sobre la crisis de la iglesia católica.
Hace pocas semanas, Caponnetto nos ha sorprendido con la aparición del último de sus libros en el que incursiona en un género novedoso para su pluma y que confirma la fecundidad a la que aludíamos más arriba. Él lo denomina pastiche, y consiste en “la imitación explícita, avisada y frontal de ciertos autores o temas” y, en este caso, consiste en imitar o, diría yo más bien, reflejar para los tiempos actuales, el conocido libro de Leonardo Castellani El nuevo gobierno de Sancho. Caponnetto no hablará de nuevo gobierno sino de último gobierno de Sancho.
En el libro encontramos una serie de episodios en los que Sancho, gobernador nuevamente de la ínsula Agathaurica, debe impartir justicia en casos que involucran a protagonistas ya no sólo lejanos a Cervantes sino también al mismísimo Castellani: el rapero, el influencer, el no binario, el vacunador o la sexóloga empoderada son algunos de ellos. Las situaciones que genera el autor en cada caso muestran las ridículas torpezas a las que estamos expuestos, sólo que en esta ocasión no reciben una crítica sesuda a la sombra de la filosofía o de la teología sino que provocan el humor que en más de una ocasión es más elocuente que un silogismo.
Como lo exige el género elegido, Caponnetto hace gala de su fino conocimiento de la lengua de Castilla, utilizando un sinfín de términos añejos y castizos que son una delicia para el oído de cualquiera que haya sido educado en la belleza de nuestro idioma. Y para no perderse en tamaña glosolalia, el autor incluye al final un glosario que es también un excelente instrumento para acrecentar la propia cultura.
El pastiche se presta, también, para que Caponnetto introduzca diversos juegos y guiños, algunos que cualquiera puede descifrar, y otros que sólo podrán hacerlo unos pocos. Y aprovecha también para incluir como actores de reparto a un abanico de personajes reales que no desentonan en la corte del buen Sancho, como Eduardo Amitrano, de feliz memoria, o fray Pablo Paleta.
Antonio Caponnetto, sin embargo, no puede ocultar la hilacha, y los dos últimos capítulos del libro son ocasión para que, de un modo del todo nuevo en su estilo, haga recitar a los diversos personajes que se preparan para la batalla final entre la tradición y el liberalismo, su más pura y característica prosa nacionalista. Y hasta hace aparecer montado en caballo bayo a don Juan Manuel de Rosas que, finalmente, puede morir en su tierra.
Se trata, en definitiva, de una obra inesperada, de lectura fácil, que divierte y arranca sonrisas, pero sin ser por eso una obra cómica. En todo caso, muestra el costado humorístico de la tragedia que vivimos.