Hace pocos días apareció en un diario mendocino la entrevista a uno de los responsables de la agencia de marketing que contrató hace más de un año la Conferencia Episcopal Argentina a fin de que liderara la tarea de recolectar fondos para sostener económicamente a la iglesia puesto que, como sabemos, dentro de algún tiempo dejarán de percibir fondos estatales.
La agencia, llamada Casa Kiev, ha liderado proyectos tales como la recolección de fondos para erigir una estatua a Marcelo Gallardo, director técnico del club River Plate; para lograr la elección de un tal Trillo para la presidencia de ese mismo club (que perdió estruendosamente) y para levantar la imagen pública del club Excursionistas. Además, para vender televisores led, prótesis ortopédicas y promocionar un festival musical caracterizado por el color y por señoritas suelas de ropa. Se trata de un grupo empresarial compenetrado de la fe católica.
En el video que aparece en la página web de la empresa se promociona la fe católica a fin de que, quienes lo vean, se sientan movidos a donar dinero para que la iglesia continúe con su labor. Todas las imágenes y las personas que allí aparecen lo hacen entregadas a alguna tarea solidaria; en ningún momento aparece un acto de culto a Dios que, según enseña todavía la teología católica, es la función central de la iglesia.
Las definiciones que dan los protagonistas del video de la fe son antológicas:
1. “La fe me hace la tarea más fácil; ponerme en el lugar del otro…”.
2. “La oración va a ser que Dios nos de paz y tranquilidad”.
3. “La fe es seguir un sueño; trabajar por los demás, ayudar…”.
4. “Es creer que Dios existe y que existe en el otro; creerle al otro, y que en el otro está Jesús” (esta es la definición de uno de los sacerdotes que aparece).
5. “La fe es creer que el otro es un regalo”.
Toda finaliza con las palabras de Mons. Oscar Ojea Quintana, presidente de la CEA, afirmando que ese video lo que hace es mostrar la misión de la iglesia a fin de que la gente, adhiriendo al Programa Fe, haga su donación. Un signo indiscutible del éxito de la campaña es que el canal oficial de Youtube de ese programa cuenta con 305 suscriptores, y que la mayor parte de los videos allí publicados escasamente superar las 200 visitas. Y aunque las comparaciones son siempre odiosas, vale tener en cuenta que el último video de un sitio muy conocido (una entrevista a Fernando Casanova) tuvo en solo veinticuatro horas más de 17.000 visualizaciones. Quizás nuestros obispos, siempre preocupados por tener un oído siempre puesto en la voz del pueblo, deberían revisar estas cifras.
El objetivo de la campaña de marketing, explica el responsable en la entrevista, es que los fieles se den cuenta que es “necesario avanzar hacia un mecanismo donde sean ellos mismos quienes sostengan todo ese ecosistema espiritual”. La expresión es, cuanto menos, llamativa. ¿Será inspirado por la ecoteología francisquista? No lo sabemos, y tampoco sabemos qué especies vegetales y animales habitarán este nuevo ecosistema.
Hay un párrafo que es antológico pues el marketinero destripa ingenuamente el interior de los obispos argentinos. Dice:
El puntapié inicial de nuestra estrategia se basó en un estudio que pidió la Comisión a la consultora Voices, que fue sumamente importante para entender dónde estábamos parados. Fue un “mirar para adentro” de la Iglesia, si puedo usar el término. Entender qué reclamaba la sociedad y qué respuestas dar al respecto. Lo veo como un acto de humildad por parte de la institución. Ese estudio nos sirvió para delinear la estrategia comunicacional y entender que la sociedad buscaba no sólo una Iglesia que se expresara de una forma más moderna y acorde a nuestros tiempos, sino más terrenal. Como hablamos con el equipo de la Conferencia Episcopal, una Iglesia que baje del púlpito a la plaza.
Resulta que la CEA contrató a una consultora para que la ayudara a “mirar para adentro” y conocer qué es lo reclamaba la sociedad, a fin de darle respuesta y aprender a expresarse de un modo más terrenal. Fue, afirma el especialista, un acto de humildad de los obispos.
Pareciera que a nuestros pastores no les interesa en lo más mínimo escuchar qué es lo que Dios quiere para la iglesia “que peregrina en Argentina”. Lo importante es lo que la sociedad quiere, y lo importante es el lenguaje terrenal —que no espiritual—, en el que hay que hablarle. No importa la misión que Nuestro Señor encomendó a sus apóstoles cuando fundó a su iglesia —bautizar a todos los hombres, comunicarles la Buena Nueva de un Dios que nos salva y distribuir esa salvación a través de los sacramentos—. Los obispos, desentendiéndose de esta misión, muy orondos se proclaman humildes porque son capaces de escuchar la misión que les dicta la sociedad. Es decir, no es ya Dios, que se reveló en las Escrituras y la Tradición, el que establece los rumbos de su iglesia, sino las exigencias y los deseos de los hombres.
Con la misma ingenuidad, el especialista en ventas dice que “[La iglesia] es un cliente que ocupa muchos de nuestros recursos, de hecho es el equipo más grande que hemos armado en Casa Kiev para destinar a un proyecto puntual, pero vale la pena debido a la importancia”. Sería interesante conocer el dinero que la CEA paga mensualmente a Casa Kiev, y el que pagó oportunamente a la consultora Voices. Estimo que deben ser varios millones; propio de una iglesia pobre para los pobres.
En fin, se trata de un video institucional del episcopado argentino y se trata de una entrevista al representante de una empresa contratada por el episcopado argentino. Y a la conclusión a la que llego es que si los obispos argentinos son católicos, yo no lo soy. O si yo lo soy, no lo son ellos. Ambas proposiciones son contradictorias. Definitivamente, no tenemos la misma fe.
Mi pregunta es cuál de las dos fe —la de los obispos o la mía—, es la misma fe que profesaron los apóstoles, los santos padres y doctores y toda la pléyade de santos y cristianos que nos precedieron. La ecuación es bastante sencilla de realizar. Y no es necesaria hacerla para los lectores de este blog.
Siempre me pareció exagerada la afirmación de que la iglesia había apostatado. Y sigo considerándola un exceso. Sin embargo, con pruebas fehacientes, creo que podemos afirmar que buena parte del episcopado argentino ha apostatado de la fe católica.
Aquí pueden ver una ceremonia realizada durante la reunión del Santo Sínodo de la iglesia rusa, un análogo de la Conferencia Episcopal. ¡Malditas comparaciones!