En 2010, el profesor Antonio Caponnetto publicó un libro titulado La Iglesia traicionada. En él, daba a conocer a los lectores quién era en verdad el entonces arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, el cardenal Jorge Bergoglio. Y lo daba a conocer a partir de documentos públicos, a los cuales cualquiera puede acceder. Y, también, a partir de documentos privados que el mismo purpurado le había enviado en su momento. En efecto, el 14 de octubre de 1992, Mons. Jorge Bergoglio, en ese entonces obispo auxiliar de Buenos Aires, le escribía al autor: “San Cesáreo de Arlés decía que los fieles tienen que ser -para con el obispo- lo que el ternero a la vaca: así como el ternero le hociquea la ubre para que descienda la leche, así los fieles deben golpear, hociquear, al obispo para que les dé la leche de la divina sabiduría. Tenía razón el santo obispo. Y a mi humilde entender, la mejor ayuda que un obispo puede tener de sus fieles es que no lo dejen tranquilo” (p. 17).
Y Caponnetto le hizo caso: no lo dejó tranquilo. Lo hociqueó continuamente; con el libro al que hicimos referencia, con otro posterior -cuando ya había sido elegido Papa-, llamado Francisco, y un tercero próximo a aparecer.
Cuando Bergoglio fue elegido Sumo Pontífice, algunos obispos conservadores argentinos -aquellos siempre prestos a llevarle una manzana al Papa- renegaron de Caponnetto. Tanto el de San Luis como el de San Rafael, prohibieron a sus fieles organizar conferencia alguna con su presencia, y el pequeñín Eduardo Taussig, llegó a amenazarlo con el entredicho (?), tal como dimos cuenta en su momento. Esos mismos obispos que andan a los besuqueos con quienes niegan la divinidad de Nuestro Señor cuando asisten a cordiales encuentros con la comunidad judía, o con quienes niegan el dogma de la Santísima Trinidad cuando celebran reuniones ecuménicas con protestantes de diversos pelajes, cabalgan lanza en ristre sin temores ni cobardías cuando se trata de defender al Romano Pontífice. No sea que Bergoglio se entere que en su diócesis se habla mal de él y les caiga una misericordiación de arriba. Ese es su mayor temor: no trepar en la carrera eclesiástica y quedarse anclados en las diócesis periféricas.
Releyendo el libro de Caponnetto en estos días estivales -libro escrito tres años antes del aciago 13 de marzo de 2013-, uno cae en la cuenta de la capacidad profética que ha tenido Caponnetto. Con prosa vibrante e implacable, como es la suya, desenmascara al verdadero Bergoglio.
Dejo aquí -con permiso del autor-, algunas partes del capítulo central del libro. Vale la pena leerlo. Es una lectura triste y dolorosa pero necesaria, puesto que nos hace caer en la cuenta y recordar quién es verdaderamente el papa Francisco, qué es lo que está haciendo y qué es lo que hará con la Iglesia de Cristo.
Quienes deseen adquirir el libro, pueden ponerse en contacto con la editorial Santiago Apóstol.