A través del sitio del blog que está alojado en Infovaticana, suelo recibir algunos comentarios, más allá de que está claramente indicado allí que los comentarios sólo se publican en este sitio.
Aquí copio un par de ellos de dos neocones lectores españoles.
Les aseguro que son genuinos. No los escribí yo. Hay gente – y mucha- que piensa así; que renunció al ejercicio de la inteligencia y que se niega aceptar aún la evidencia.
Iba a comentarlos. No vale la pena:
No creo que Wanda Nara sea actriz pornográfica. Desde luego, su vida no parece ser un dechado de virtud y tampoco de castidad, pero me parece excesivo llamarla actriz pornográfica.
Y el papa Francisco no la abraza. Cierto que el brazo izquierdo del Papa rodea ligeramente la cintura de la modelo argentina, a la que una amiga mía también argentina preferiría llamar, según confesión de esta misma amiga mía, "botinera": chicas que se "pirran" por los futbolistas. El papa Francisco no la abraza, ese gesto no es abrazar; ese gesto, ciertamente algo sorprendente en el sucesor de Pedro, pudo ser incluso hasta mecánico, inducido por las prisas y las poses para sacar las fotos pertinentes.
La argentina Wanda Nara es muy sexy, muy atractiva, luce un tipazo de mujer impresionante. Y cierto que hay fotos suyas en Internet algo subidas de tono, en que muestra unos senos grandes, etcétera, sobre los cuales manifiesta "orgullo y contento" su actual marido. Todo esto es cierto. Pero Wanda Nara está muy discretamente vestida en presencia del papa Francisco. Las cosas como son, me parece.
Que la Iglesia hace aguas por todas partes es una evidencia tan obvia que hasta un ciego la vería. Pero yo no tengo entendido que la joven argentina Wanda Nara sea actriz porno, ni veo en foto alguna de esa recepción vaticana con motivo del reciente partido de fútbol por la paz, que el papa Francisco "abrace" a su bellísima compatriota.
Que hay eclesiásticos en las bajas, medias y altas esferas que se comportan como verdaderos apóstatas, sin duda: no hace falta ser un deicida y anticlerical tipo Nietzsche para percatarse de esto. Pero de ahí a refutar todo gesto del papa Francisco, toda palabra que este pronuncia, toda homilía de su magisterio ordinario, toda propuesta suya, todo pensamiento suyo, toda iniciativa suya...
Que hay obispos católicos cobardes, timoratos, mediocres, mundanizados, trepas, no poco nepotistas e hipócritas, autoritarios y hasta políticamente correctos, también indudable. Pero el papa Francisco en la recepción a todas esas figuras del mundo de la moda, la vida frívola, el fútbol de élite y los negocios más o menos turbios no ha estado a la altura "profética y de denuncia" de un Savanarolla, cierto, ni tampoco ha mostrado los gestos distantes por mayestáticos de un Pío XII, de un san Pío X, de un Pío IX, pero tampoco es que haya sido "escandalosa" su forma de posar y de comportarse con esas inusuales visitas.
Me parece a mí, claro. Desde el prisma de mis ojos, de mi entendimiento, de mis oídos, de mi avellanado cerebro.
Tengo la impresión de que su Santidad el papa Francisco está intentando -con la mejor intención del mundo- ir a lo esencial: caridad y comprensión para todos, para que todos se acerquen a Dios, aunque el precio a pagar sea prescindir de muchas cosas accidentales -pero buenas- como símbolos, ritos, liturgias, disciplina ...
Lo malo es si el precio va a resultar demasiado alto, sobre todo a la vista de los paupérrimos resultados que presumiblemente se obtendrán. Probablemente llegará un día en que en conciencia se verá obligado a decir: ¡hasta aquí hemos llegado!. Será entonces cuando "el mundo", que ahora le aplaude con frenesí, se revolverá furiosamente contra él ... y entonces será mártir.
No tenemos "más remedio" que rezar.