Hemos hablado en otras ocasiones sobre el desmantelamiento de la diócesis de San Luis, la misma que fue bendecida por décadas de pontificado del inolvidable Mons. Rodolfo Laise y que, por obra del Papa Francisco, cayó en manos de un depredador: Mons. Gabriel Barba que, en el término de dos años, destruyó lo que había costado tanto tiempo y esfuerzo construir.
Como ya es costumbre, el fin de semana pasado tuvo lugar el encuentro anual de catequistas, las típicas reuniones que transcurren entre discusiones de grupos y puestas en común, y que no son más que pérdidas de tiempo y de dinero. En esta ocasión, Mons. Barba invitó a hablar allí al padre Guillermo Micheletti, actualmente sacerdote en Brasil, cuya misión fue destruir las bases sobre las que se edifica la fe católica y que son, justamente, las que deben inculcar los catequistas en los niños.
Guillermo Daniel Micheletti nació en San Luis en los ’60 y estudió, como era habitual en esos tiempos, en el seminario de Paraná. Sus compañeros de estudios, a varios de los cuales conozco personalmente, concuerdan en que era un muchacho anodino, no particularmente progresista pero sí con serias dificultades para el estudio. Por alguna razón que desconozco, Mons. Laise decidió no ordenarlo sacerdote por lo que emigró a la diócesis de Añatuya donde fue ordenado en 1985 por Mons. Gottau. Poco tiempo después, ingresó al Instituto del Verbo Encarnado, y sus superiores lo destinaron a Brasil. Varios años más tarde, dejó ese instituto y se incardinó en una diócesis brasileña.
La presentación del P. Micheletti en el encuentro de catequistas resulta llamativa por varios motivos. En primer lugar, una persona que se autopresenta y dedica quince minutos a hablar de su excelencia intelectual es un signo elocuente de muchas cosas. Sin embargo, todos los méritos académicos del P. Micheletti son muy endebles. Para muestra, basta escuchar como se presenta con insistencia como especialista en teología sacramental y en exégesis bíblica cuando su único título académico es el de licenciado en Ciencias de la Educación y cuando jamas ha estado al frente de una cátedra universitaria.
Lo grave, sin embargo, no es su fatua vanidad. Lo grave es el daño que provoca este sacerdote socavando la fe católica de muchos católicos de buena voluntad.
Algunos puntos destacados de la charla del P. Micheletti:
— Los profetas y escritores sagrados del Antiguo Testamento eran unos simples y pobre nómades. No podemos creer ingenuamente en lo que escribieron sino que debemos contextualizar sus textos en el ámbito de cultura elemental en la cual vivían.
— El pecado original no existe.
—“Los seres humanos no precisamos bautizarnos para ser hijos de Dios. Todos nacemos y somos hijos de Dios”. Se niega la existencia del pecado original y la necesidad del bautismo para la salvación. Frente a este herejía clara y distinta, el obispo allí presente permaneció callado. ¿No es, acaso, función del obispo ser el maestro en la fe de sus rebaño? ¿Puede Mons. Barba, que en otra ocasión negó públicamente al Hijo, seguir siendo obispo de San Luis?
— San Agustín, doctor de la Iglesia, cometió su primer error (¿son muchos más?) cuando otorgó existencia histórica a Adán y Eva.
— Nuestros primeros padres Adán y Eva no existieron. Son mitos y narraciones de los pueblos nómades y primitivos de Oriente Medio.
— No podemos quedarnos con una teología que no tenga en cuenta la evolución de la especie humana, tan estudiado por Teilhard de Chardin. Muy notable que el P. Micheletti, que se autopercibe como eximio académico, se apoye en el jesuita de Chardin, del cual Steven Rose escribió: “…entre la mayoría de los biólogos se ve como poco más que un charlatán”, y el premio Nobel Peter Medawar: "La mayor parte de ella [la doctrina de Teilhard], voy a mostrar, es un disparate, engañado con una variedad de conceptos metafísicos, y su autor puede ser excusado de la deshonestidad sólo bajo el pretexto de que antes de engañar a otros, se ha esforzado mucho para engañarse a sí mismo”.
— Como la teología católica no tiene respuesta para el hombre de hoy, hay que cambiar la teología.
Mientras el P. Guillermo Micheletti es invitado a hablar al clero y seglares de Argentina y abanicado por obispos brasileños, los curas de la Sacristía de La Vendée son perseguidos.